EMPRESAS FAMILIARES, IMPORTANCIA ECONÓMICA Y DEBILIDADES

Las primeras formas de organización de la actividad comercial e industrial constituyeron una extensión del sistema familiar. En México como en el resto del mundo, las empresas familiares (99% del total) constituyen el principal motor para el crecimiento económico y el segundo motor es la inversión pública o empresas públicas. La actuación y desempeño de las primeras determina la generación de riqueza, empleos e ingresos para las personas, lo que dinamiza a la economía.

Las empresas nacen de una necesidad clara: generar autoempleo (desempleo del jefe del hogar), construir un patrimonio y asegurar el futuro de los hijos. Sus raíces son profundamente emocionales y ligadas estrechamente a los lazos familiares y de ahí se deriva una parte de su fortaleza pero también de su debilidad.

De acuerdo con un estudio de KPMG sobre empresas familiares en México (http://www.kpmg.com/MX/es/PublishingImages/E-mails-externos/2013/CONFERENCIA_DE_PRENSA/EMPRESAS_FAMILIARES/Empresas%20familiares_130913.pdf ), al año nacen 400 000 mil empresas micro y pequeñas, pero el 70% de ellas muere el primer año de vida. Esta alta tasa de mortalidad obedece a la falta de una planeación estratégica, una mala organización administrativa, financiera y contable, y una mala dirección. Los problemas más importantes se presentan cuando las familias creen que la empresa debe servirles a ellas, enriquecerlas y garantizar todos sus lujos y caprichos como lo establece el consabido dicho “empresarios ricos-empresas pobres”.

En la Bolsa Mexicana de Valores más del 90% de las empresas son familiares y generan el 90% de la producción total, mientras que en Estados Unidos el 95% de las empresas son familiares. Una vez que han logrado sobrevivir hasta el tercer año de vida, estas empresas tienen una esperanza de vida de 25 años en promedio, el 42% del total solo sobrevive hasta la primera generación (la empresa muere cuando el dueño muere), el 43% llega a la segunda generación, el 9% a la tercera y solo el 6% de las empresas llega a la cuarta generación.

El 56% de las empresas familiares tienen en su nómina de 1 a 4 familiares, el 21% de 5 a 10 familiares y el 5% más de 10. El problema más importante que enfrentan es que dichos parientes confunden su situación laboral y se toman atribuciones que no les corresponden; se escudan en sus relaciones familiares para ser ineficientes o prepotentes; no aceptan ordenes; no se encuentran en el mejor puesto de acuerdo a sus habilidades, conocimientos y destreza; sus grados de compromiso e involucramiento son muy diversos y sus decisiones no son estratégicas.

Los conflictos emocionales acaban debilitando a la empresa, generando una dirección confusa y desordenada y anteponiendo los intereses personales a los de la institución. Por ello el principal reto de la empresa familiar es la profesionalización e institucionalización de sus cuadros directivos, el establecimiento de un plan estratégico y el separar los recursos de la empresa de los de la familia. Los dueños y trabajadores deben vivir de su sueldo no de la caja chica de la empresa, deben respetar las cadenas de mando y tener un espíritu de servicio hacia los demás.

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