DONALD TRUMP Y LA ECONOMÍA MEXICANA

La economía es una ciencia social, cada una de nuestras decisiones en materia de producción, consumo, ahorro, inversión, crédito, préstamos, contrataciones, exportaciones, importaciones, turismo etc., van construyendo nuestro destino económico. Cada una de nuestras acciones, por pequeñas o insignificantes que parezcan, generan la dinámica económica del país.

Como ciencia social, la psicología es determinante. Si estamos pesimistas, posponemos el consumo o la decisión de contratar más personas, de invertir en un nuevo producto o proyecto y ello, a su vez, genera un menor crecimiento económico. Si pensamos que el peso se depreciará aún más, vamos y compramos más dólares, y con ello la demanda de dólares es mayor que la oferta y el peso se deprecia.

Con la inflación sucede lo mismo, si esperamos que los precios aumenten de forma importante, nos adelantamos a ello y, como productores, subimos los precios para compensar los futuros costos que esperamos sean más elevados, de esta forma generamos mayor inflación tan solo por nuestras expectativas, a ello se le denomina "inflación inercial".

Este tipo de ley de la atracción es a lo que los economistas llamamos las “expectativas auto-cumplidas” y significa que nuestros temores e incertidumbre con respecto al futuro, se traducen en acciones que modifican la economía en la dirección temida: un menor crecimiento económico, una mayor inflación o un mayor precio para el dólar.

Donald Trump ha impactado fuertemente nuestras expectativas, pero en sentido negativo. Antes de tomar posesión y de aplicar cualquier medida de política económica, sus declaraciones ya habían golpeado nuestro estado de ánimo y nuestras perspectivas, ello llevó al dólar a cotizarse por arriba de los $22.00 pesos deteriorando la confianza del consumidor y del productor

Se hablaba también de un fuerte impacto negativo sobre nuestras exportaciones, las remesas, la inversión extranjera directa “IED” (establecimiento de empresas extranjeras en territorio mexicano) y la inversión extranjera de cartera “IEC” (inversión en el mercado bursátil mexicano y en la compra de activos financieros como CETES).

Muchos organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), bajaron sus expectativas de crecimiento económico para México en 2017, al pasar de un 2.2 en diciembre del 2016 a 1.7% en marzo del 2017, así como los especialistas en economía encuestados por Banco de México que pasaron del 1.7% a 1.6%, e incluso el Banco de México que la redujo de un rango de 1.5% - 2.5% a 1.3%-2.3%.

Las amenazas de Trump se pueden resumir en las siguientes políticas:

a) La construcción de un muro fronterizo que nosotros pagaríamos.
b) La generación de obstáculos, vía impuestos o requisitos de estancia y trabajo, al envío de remesas.
c) La re negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en “sus términos”.
d) La repatriación de indocumentados hacia la frontera mexicana, no importa si son mexicanos o centroamericanos.
e) El establecimiento de un arancel de entre el 20 y 30% a las importaciones provenientes de México.
f) La aprobación de un plan fiscal mediante un impuesto de Ajuste Fronterizo (Border Adjustment Tax “BAT”) y
g) La reducción de impuestos a la renta de las corporaciones.

De cumplirse sus amenazas, México se verá seriamente afectado. Por ejemplo, con respecto al inciso b) tan solo en el 2016, México recibió 26 mil 600 millones de dólares en remesas y, desde 2003 hasta 2016, los mexicanos enviaron a sus familiares en México un promedio trimestral de 5 mil 600 millones de dólares, conformando así la segunda fuente de divisas del país, después de las exportaciones en general.

Con respecto al inciso c) más del 80% del total de las exportaciones de México se dirigen a aquél mercado y en 2016 fueron un promedio total de 25 mil millones de dólares mensuales, de hecho cada minuto se comercia 1 millón de dólares en bienes y servicios entre ambos países y formamos parte de una misma cadena de valor, lo que significa que la productividad y competitividad de los productos depende de ambos países y, por ello, nuestros ciclos económicos en el sector industrial manufacturero, en particular, están fuertemente correlacionados, lo que significa que una caída en la producción americana se refleja en automático en una menor producción manufacturera en México.

Por su parte, la aprobación e instrumentación, del nuevo plan fiscal que incluye la reducción del ISR para las personas y las empresas en Estados Unidos y eliminar el impuesto a las exportaciones desde aquel país, obligará a México a modificar su política fiscal, bajando el ISR, para seguir atrayendo inversión extranjera directa, mantener la competitividad de nuestros productos y evitar la salida de inversión del país, sin embargo el problema es que México no tiene suficiente espacio fiscal para una reducción de impuestos sin afectar la sostenibilidad financiera del presupuesto público.

La buena noticia es que con el paso de los meses, las promesas de Trump se han moderado, la modernización del TLCAN comenzará hasta mediados de año y su aprobación probablemente hasta el 2018, lo que nos da un respiro en tanto que el dinamismo de nuestras exportaciones durante este 2017 continuará. Adicionalmente Trump ha tenido que moderar su discurso debido a la presión que los propios empresarios norteamericanos han ejercido con respecto a sus políticas comerciales y migratorias, e incluso ya se han hecho declaraciones por Peter Navarro, director del Consejo de Nacional de Comercio en la Casa Blanca, sobre el fortalecimiento de la región del TLCAN (Canadá, EUA y México) para convertirla en una potencia regional en manufactura (“Navarro avista a México en una Potencia Regional”, El Financiero, 15 de marzo de 2017).

La Reserva federal incluso ha tomado acciones que reflejan una moderación en el incremento en la tasa de interés de referencia, lo que también despresuriza la necesidad de elevar la tasa de referencia en México, y finalmente la leve recuperación del precio internacional del petróleo, que junto con lo anterior, apoyaron el fortalecimiento del peso, llegando por debajo de los $19.00 pesos por dólar.

Si bien es cierto que este año 2017, será un año con mucha volatilidad en el tipo de cambio, y con un menor crecimiento económico, existen elementos en la economía nacional e internacional que prevén un aterrizaje más suave para el crecimiento económico y que quizá nos permitan evitar la recesión (caída en la producción nacional por al menos dos trimestres consecutivos).

Las presiones sobre la cotización del dólar dependerán más de movimientos especulativos que de factores relacionados con el déficit comercial, la deuda externa, la caída de remesas y la menor llegada de inversión extranjera, y por ello será importante que las empresas y las familias moderen su gasto improductivo, generen ahorros y creen escenarios en tres modalidades: pesimista, moderado y optimista, para enfrentar los riesgos económicos que básicamente estarán relacionados con una mayor inflación y por tanto una caída del poder adquisitivo del dinero y de los salarios, un mercado interno débil y un incremento en las tasas de interés en todo tipo de créditos.

Anticiparse a los hechos y mantener finanzas personales y empresariales sanas, será la clave ante un escenario aún incierto.