IMPUESTOS Y CONCENTRACIÓN DEL INGRESO, UNA INJUSTICIA A NIVEL MUNDIAL

Los impuestos tienen a modificar la distribución del ingreso, porque cuando son directos reducen el nivel de ingreso disponible que las personas tienen para gastar y, cuando son indirectos, incrementan el precio de los bienes y servicios que las personas adquieren, de esta forma, en ambos casos, nuestros ingresos adquieren menor cantidad de bienes y por lo tanto menor cantidad de satisfactores afectando nuestro bienestar, hecho que debe ser compensado mediante el ejercicio del gasto público en programas de bienestar social y desarrollo económico.

Los impuestos directos se aplican, como su nombre lo dice, directamente sobre los ingresos de las personas o sobre su riqueza (propiedades como autos, casas, terrenos etc.), son ejemplos: el impuesto sobre la renta/ingreso (ISR) y el predial. Los impuestos indirectos en cambio, los paga el consumidor directo, es decir grava el gasto y por lo tanto afecta a personas distintas del contribuyente que vende el bien o presta el servicio, es un impuesto que se traslada al consumidor final como el impuesto al valor agregado (IVA) y el impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS).

A su vez los impuestos pueden clasificarse en progresivos y regresivos. En el caso de los primeros paga proporcionalmente más quien tiene un mayor ingreso, y en el segundo caso paga proporcionalmente más quien tiene un menor ingreso.

De acuerdo con el FMI en su último reporte denominado “Monitor Fiscal” de octubre del 2013, desde principios de los años 80´s (inicio del denominado neoliberalismo económico) el sistema impositivo a nivel mundial descansa más sobre los impuestos indirectos que sobre los directos a la par que se han reducido las tasas impositivas para las personas con ingresos más elevados y para las empresas. En pocas palabras, los más ricos pagan menos impuestos proporcionalmente a su ingreso que los más pobres, mientras que las grandes empresas también pagan un menor porcentaje de sus ingresos. Esta tendencia es todavía más fuerte en las economías emergentes que en las desarrolladas, pero es una tendencia global.

Para el caso de México por ejemplo, la tasa más alta aplicada a los ingresos personales más elevados pasó de 55% a principios de los 80´s a un 30% en el 2012, mientras que en Dinamarca pasó de un 40% a un 20%, en Estados Unidos de un 70% a un 35% y en Japón de un 74% a un 40% por mencionar algunos ejemplos. A la par de lo anterior, la concentración del ingreso se ha elevado: el 10% de la población más rica concentra un porcentaje cada vez mayor del ingreso nacional, pero mucho más impresionante es la concentración de la riqueza (bienes y activos financieros) que se ha duplicado en relación a la concentración del ingreso. Por su parte la concentración de ingresos y riquezas es todavía mayor en el 1% de la población más rica del planeta, en especial en los países anglo-sajones.

La pregunta es si la tendencia en la recaudación fiscal ha contribuido a dicha situación, y la respuesta parece ser afirmativa, por el sencillo hecho de que aquellos países que tienen la mayor reducción de la tasa impositiva para los más ricos, presentan los mayores incrementos en la desigualdad del ingreso y éstos países son: Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña entre otros, a pesar de la activa política de gasto público utilizada para redistribuir el ingreso mediante servicios públicos como educación, salud, electrificación, urbanización etc.

Otro dato interesante que muestra el estudio es que el 10% más rico de la población a nivel mundial contribuye entre el 30 y el 50% del total de los ingresos tributarios aplicados al ingreso y de las contribuciones sociales, mientras que el 1% más rico, de entre los ricos, solo aporta en promedio alrededor del 8%. Y aquí conviene recordar el caso de México, pues como hemos visto en entregas anteriores, la clase media se ubica precisamente en el decil IX y X, y es precisamente la que más aporta en materia de impuestos.

Por último, debido a la crisis financiera internacional y a los grandes desembolsos que países como Grecia, Irlanda, Portugal, España y Gran Bretaña han hecho para tratar de recuperar la actividad económica, se han elevado las tasas impositivas para este grupo de población en al menos un 8% en promedio, aunque en realidad los recursos utilizados para rescatar sus sistemas financieros y los abusos cometidos por dichas instituciones se han traducido en una privatización de las ganancias y la socialización de las pérdidas, pues la tendencia es a reducir el gasto público sobre todo en materia de bienestar social y elevar las tasas impositivas en general, de forma que la mayoría de la población acaba pagando el desastre ocasionado por aquellos especuladores e inversionistas financieros que buscaron un rápido enriquecimiento personal mediante el uso y abuso de productos financieros complejos.

Para quién esté interesado en consultar el documento les dejo la liga
http://www.imf.org/external/pubs/ft/fm/2013/02/fmindex.htm