EN RIESGO DE DEFLACIÓN MUNDIAL



Muchas personas piensan que la deflación es buena, porque un decremento en los precios le da mayor poder adquisitivo a su dinero y por tanto abaratará su consumo, sin embargo esto no es así, la deflación es un fenómeno más peligroso que la inflación.

La deflación significa que el incremento en los precios es negativo, es decir están por debajo de cero como puede observarse en la Gráfica No. 1.

Durante la deflación los precios de mercado disminuyen, pero no así los costos de producción, los márgenes de utilidad de las empresas se contraen y con ello la producción, el empleo, los ingresos y el consumo, lo que invariablemente nos lleva a una crisis caracterizada por una contracción de la producción y del mercado interno.

A nivel mundial la inflación ha disminuido de forma notable y ha llegado a niveles peligrosamente bajos, a esto los economistas lo llamamos el filo de la navaja, pues estamos a un paso de la deflación y por ende de un proceso de contracción económica severa.

De acuerdo con estadísticas del Banco Mundial y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los países desarrollados a nivel mundial presentan niveles históricamente bajos de inflación, tan bajos que están a un paso de la deflación.

Desde un punto monetarista, la deflación surge cuando existe una escasez de dinero, las personas no tienen para gastar y los precios caen. Lo más curioso es que hoy este fenómeno deflacionario se da en medio de una gran liquidez internacional, producto de la política monetaria acomodaticia que los principales bancos centrales del mundo han aplicado, inyectando dinero a la circulación para reactivar la demanda, la inversión, la producción y el empleo (Ver segunda Gráfica).

Por otro lado la corriente principal “Neoliberal” diría que es un problema de sobreoferta, difícil de creer en un mundo con caída en la inversión productiva, bajas tasas de interés y capacidad instalada ociosa.

Los Keynesianos lo ven como un problema de Demanda Efectiva que plantea que hay un bajo consumo por parte de la población que puede ser explicado por un deterioro de las expectativas del consumidor o bien por su bajo nivel salarial y elevadas tasas de desempleo.

Desde mi punto de vista es un problema de corte Keynesiano relacionado adicionalmente con la concentración del ingreso y la riqueza, que genera un bajo poder adquisitivo de amplios sectores de la población cuyos niveles salariales son insuficientes, no poseen riqueza real en sentido estricto: propiedades, autos, electrodomésticos, etc., pero es muy probable que tengan un elevado endeudamiento y sigan pagando en mensualidades dichos activos. En estricto sentido la riqueza no es de su propiedad.

La corriente principal de pensamiento económico (neoliberalismo + nuevo consenso) establece que el Banco Central debe tener como objetivo prioritario el combate a la inflación, de esa manera coopera al crecimiento económico y el bienestar social. Sin embargo a nivel mundial, y México no es la excepción, hemos llegado a bajísimos niveles de inflación, y ni el crecimiento económico, ni el bienestar social se alcanzan.

El debate que hoy se está llevando a nivel mundial es sobre la prioridad que la política económica: fiscal y monetaria debe tener: ¿empleo o inflación?

Promover mejores salario, salarios remuneradores que permitan adquirir bienes para que las empresas realicen ventas y tengan la motivación suficiente para invertir y crear empleos, o luchar por una inflación baja. El problema es que en el esquema convencional, el salario siempre acaba perdiendo, debido a que su incremento elevará los costos de producción y reducirá las utilidades y la producción. Sin embargo sin salarios remuneradores no habrá ventas a menos que se eleven los créditos y con ellos el endeudamiento de la población creando fragilidad financiera.

Es necesario destacar que no es lo mismo financiar el consumo con ingresos derivados de la actividad económica que financiarlo con créditos, el primer caso es sustentable, el segundo no, lo que a futuro generará invariablemente, crisis bancarias y financieras.


El debate está en marcha, los pasos se están dando. Hoy los gobiernos se preguntan si medir el crecimiento a través del incremento en el Producto Interno Bruto, realmente mide el bienestar social. Se están planteando alternativas para tener en consideración el sentir de las personas en cuanto a su bien-estar, la felicidad, el equilibrio ecológico y la salud.