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Es común leer en los periódicos las pérdidas multimillonarias que enfrentan los inversionistas financieros cuando las bolsas de valores se desploman. El 30 de septiembre del 2015 apareció un artículo en el Blog Salmón que establecía que en tres meses, los mercados bursátiles han destruido 13 billones de dólares (http://www.elblogsalmon.com/mercados-financieros/mercados-bursatiles-han-destruido-13-billones-de-dolares-en-3-meses), otro artículo del 22 de agosto establecía que las 400 personas más ricas del mundo habían perdido 182 mil millones de dólares en esa semana (http://www.bloomberg.com/news/articles/2015-08-21/world-s-richest-people-lose-182-billion-as-market-rout-deepens).
Para el caso de la Bolsa Mexicana de Valores entre enero y agosto de este 2015 la pérdida de capitalización bursátil fue de 25 mil 561 millones de dólares, lo que equivale a una caída del 22.7% de acuerdo con el Informe de la Federación Mundial de Bolsas de Valores.
¿Cómo es posible que enormes
fortunas puedan perderse en tan poco tiempo?, ¿qué genera la destrucción de
riqueza?
Este tipo de destrucción de
riqueza solo es posible cuando dicha riqueza no está fundamentada en bienes tangibles
como edificios, empresas, mercancías, sino en precios de documentos financieros
determinados por la oferta y la demanda en los mercados bursátiles y
financieros.
En dichos mercados, los precios
se fijan en relación a la escasez o abundancia de dichos documentos y desde
luego por la voluntad de las personas por adquirirlos. Hay quienes los compran
baratos aprovechando el crecimiento de una oleada de demanda, para venderlos caros
cuando se encuentren en la cima alcista del mercado. De forma que no es que
dicha riqueza se desvanezca, simplemente ha cambiado de manos, de los más
ingenuos a los más avezados, experimentados y conocedores del mercado. Para hacer grandes ganancias deben adelantarse a los planes de la mayoría.
A este fenómeno de incremento en
los precios de activos financieros le llamamos: inflación financiera.
Esta inflación se mide por el incremento del
precio de los activos financieros y generalmente es resultado del exceso de
liquidez en el sistema económico, dinero fácil que no se canaliza a la compra
de bienes y servicios, ni a la producción de los mismos, sino que se canaliza
al mercado financiero. Generalmente se presenta por una emisión monetaria del
banco central por encima de la demandada por la población, o por un boom
crediticio que no ha sido detectado o supervisado correctamente por el banco central.
Un activo financiero es un
documento que otorga a su comprador el derecho a percibir ingresos futuros por
parte del vendedor, son ejemplos: las acciones, pagarés, depósitos bancarios,
documentos de deuda pública, bonos y obligaciones del tesoro, deuda privada,
derivados financieros etc.
El precio de un activo
financiero depende fuertemente de la oferta y la demanda; cuando la oferta es
reducida, un incremento en la demanda genera un incremento en sus precios lo
que crea expectativas de beneficios elevados a corto plazo, ello incrementa aún
más la demanda, presionando aún más los precios al alza, lo que de nuevo retroalimenta
una demanda mayor, generando el fenómeno inflacionario. Como resultado se
presenta una burbuja bursátil, que conforme aumenta de tamaño incrementa su
fragilidad hasta reventar con una precipitación de los precios a la baja, ello eleva los
riesgos así como el temor por parte de los inversionistas, quienes reaccionan simultáneamente vendiendo dichos activos tratando de
recuperar su inversión y realizar sus ganancias o, minimizar sus pérdidas, en un
movimiento que de nuevo se retroalimenta ocasionando los conocidos cracs
bursátiles.
En este caso los mercados
operan con toda libertad, con cientos, miles o cientos de miles de
inversionistas que buscan rápidos rendimientos en el corto plazo, pero éste
libre mercado no lleva a un equilibrio estable, la ambición en un principio, el
temor y la incertidumbre después generan terribles caídas que parecen
desaparecer miles de millones de pesos y/o dólares en segundos.
Durante la fase de euforia de
compra continua de activos, se presentan dos consecuencias de gran importancia: el efecto riqueza y el efecto sobreinversión, de acuerdo con el artículo “La Inflación de Activos” de Enrique
Gallego, (http://www.rankia.mx/articulos/210126-inflacion-activos).
El efecto riqueza consiste en que la gente se considera más acaudalada
simplemente al computar mentalmente el precio creciente de sus acciones, ello
puede generar un comportamiento más riesgoso y seguir invirtiendo en dichos
activos sobrevaluados, o bien reducir su ahorro e incrementar sus niveles de
consumo lo que genera un impulso al crecimiento económico.
El efecto de sobre-inversión parte del incremento del optimismo ante
el incremento de la riqueza numérica, ello motiva la inversión en proyectos
cada vez más riesgosos aumentando los peligros; si bien en un principio el
crecimiento económico aumenta, cuándo la realidad demuestra que la rentabilidad
esperada no podrá ser materializada o los rendimientos serán más bajos con
respecto a lo invertido, se presentan las crisis generando el tercer efecto denominado destrucción patrimonial mediante el
cual la riqueza numérica disminuye al caer el precio de los activos financieros,
el pesimismo se apodera de los inversionistas y las consecuencias se tornan
negativas, sobre todo si habían incurrido en un proceso de disminución del
ahorro y aceleración de su consumo, las deudas no podrán ser liquidadas, los
proyectos iniciados no podrán ser terminados y la economía entrará en un
proceso de recesión.
Como se observa es importante distinguir la inflación financiera, tanto como ser conscientes de la inflación por todos conocida, hay que destacan que los precios no subirán por siempre y que tarde o temprano tenderán ha caer, y es más fácil que el precio de una activo financiero pueda caer más de un 70%, que el precio de un bien como una casa, terreno, auto etc.
Hoy hemos inventado nuevos instrumentos financieros que permiten el crecimiento del crédito y la oferta monetaria por encima de la riqueza real generada, lo que sin duda genera una mayor inflación financiera y una mayor posibilidad de crisis cada vez más profundas y frecuentes.
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