FUERTE REZAGO DE CULTURA FINANCIERA EN MÉXICO

Nora C. Ampudia Márquez y Lourdes Maisterrena

Existen estudios que demuestran que el acceso al financiamiento puede ayudar a disminuir la pobreza, generar un mayor crecimiento económico y mejorar la distribución del ingreso. Si bien la inclusión financiera se convierte en la clave para el desarrollo económico, la cultura financiera es la piedra angular para mejorar las condiciones económicas de una familia.

El caso es que en México los dos problemas se conjugan, una baja penetración financiera y una escasa cultura en el conocimiento y buen uso de los productos financieros.

De acuerdo con el Banco Mundial en su estudio de inclusión financiera, el índice de inclusión financiera en México está muy por debajo del promedio de Latinoamérica y mucho menor al promedio mundial, de un valor de 1 para una total inclusión financiera, México tiene un 0.12 en 2010 y en 2005 tenía un 0.09, aun cuando el incremento es del 30% en cinco años, el avance es realmente limitado.

Comparado con otros países, el porcentaje de población mayor de 14 años que tiene una cuenta en una institución financiera formal es del 27% en México, 42% en Chile, 56% en Brasil y 89% en Estados Unidos. La población mayor a 15 años que utiliza medios electrónicos para pagar es de 8% para México, 11% Chile, 16% Brasil y 64% Estados Unidos.

En función del acceso a los servicios financieros de la población, ocupamos el 44vo lugar a nivel mundial con un índice de 2.96, muy por debajo del 5.53 de Suecia, el 4.73 de Kwait, el 3.82 de Perú y el 3.59 de Chile, según el Foro Económico Mundial.

Del total de la población adulta en México el 45% está excluido del sistema financiero formal, 50% lo utiliza de forma limitada y sólo 5% hace uso en su totalidad de los tres rubros más importantes: ahorro, seguros y créditos.

Según la encuesta nacional de inclusión financiera (ENIF 2012) apenas un poco más de la mitad de los adultos (56%) utiliza algún producto financiero y solo el 36% hacen uso de algún instrumento de depósito o ahorro formal a través principalmente de tarjetas de nómina (61%), ahorro (46.6%), cheques (6.1%) o depósitos a plazo (5.1%); en cambio el ahorro informal es utilizado por el 44% de la población y se da por medio del ahorro en casa o guardadito (28%), o mediante las denominadas tandas o rifas (14%).

En cuanto al crédito formal solo el 27.5% de los adultos las utiliza, de los cuales el 72% prefieren las tarjetas departamentales, que por cierto son las más caras del mercado en al menos un 10% más que el costo anual total (CAT) de las bancarias y en caso de incumplimiento, el nivel de riesgo de recibir una demanda por parte de la tienda es mucho más alto. Adicionalmente las autoridades financieras no tienen facultades para regular las tasas de interés de este tipo de tarjetas, ya que son del ámbito comercial y por lo tanto correspondería a la Procuraduría Federal de Consumidor y no a la Comisión para la Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros CONDUSEF.

A pesar de que las tarjetas bancarias son las más reguladas y tienen un CAT menor, solo el 33% de los adultos que utilizan el crédito las usa.

El crédito informal es utilizado por el 34% de la población adulta, a través de préstamos que dan los familiares (57%) y amigos (40%).

El crédito formal se destina primordialmente para remodelar o comprar una casa, también para gastos personales o inversiones en negocios, a diferencia del crédito informal que se destina a gastos personales, salud o educación y emergencias. Esta diferencia resulta relevante ya que se observa que las personas que tienen mejor cubiertas sus necesidades son las que hacen uso del crédito formal, mientras que las que tienen más carencias se limitan al crédito informal que además les genera mayores intereses.

Los seguros son un rubro que sólo se utilizan en el sector formal y solo el 22% de los mexicanos tienen uno, predominando el uso de seguros de vida (79%), para automóvil (33%) y gastos médicos (30%). Las barreras para usar estos servicios son el costo y el creer que no se necesitan.

En cuanto al ahorro para el retiro (AFORE) sólo 28% de la población cuenta con este sistema, lo que deja un amplio número de habitantes sin su posibilidad de uso para el futuro.

En México se ha visto la necesidad de que exista mayor participación en el sistema financiero formal, puesto que garantiza un mejor desempeño de la economía y un menor costo para los usuarios. Esto se ve complicado cuando los ingresos del 70% de la población son menores a $5000 pesos mensuales, pero es necesario buscar mecanismos que propicien la inclusión financiera, para generar mejores condiciones para todos.

BIBLIOGRAFÍA
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