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Imagen: El Alvi. Flickr: alvi2047 |
Un crédito personal es
aquel en la que una institución financiera pone a disposición de un cliente una
suma de dinero sin la obligación de destinarlo necesariamente a la compra de un
bien específico, como en contraposición es el caso del crédito automotriz, o el hipotecario; la institución cobra el crédito por cualquier medio de pago distinto a la cuenta
de nómina.
Este tipo de créditos son
otorgados por bancos comerciales, cajas de ahorro, microfinancieras, bancos
ligados a una cadena comercial como BanCoppel, Banco Walmart, Banco Famsa, etc. Generalmente son créditos destinados a pagar otros créditos, o para el consumo
de bienes, por ello son solicitados en su mayoría por personas de bajos
recursos o para liquidar otras deudas.
De acuerdo con el reporte
de "Indicadores Básicos de Créditos Personales" del Banco de México, entre el
2012 y el 2014 éste tipo de crédito creció a una tasa real anual del 13.3%, muy
por encima del crecimiento de la economía nacional. Dichos créditos
representaron el 20% de total de los créditos otorgados comparados con los de tarjetas
de crédito, de nómina, automotriz y otros créditos de consumo, como los de las
tiendas departamentales (Sears, Liverpool, Palacio de Hierro etc.)
Las tasas de interés que se cobran por créditos personales varían en una amplio rango de entre un 22% y un 103% anual.
Tan solo entre
agosto del 2013 y agosto del 2014 se otorgaron 6 millones 478 mil 518 créditos,
y la tasa de interés promedio ponderada aplicada a éstos créditos fue del 41.9%
anual, mientras que el monto promedio de crédito fue de 11 mil pesos.
Mientras mayor es el
monto del crédito y mayor el plazo, menor es la tasa de interés cobrada, por
ejemplo un crédito por mil pesos pagó una tasa promedio de 60%, mientras que un
crédito mayor a 10 mil pesos pagó una tasa promedio de 38%. La duración
promedio de los créditos es de entre 12 y 18 meses, pero en agosto del 2014 el
60% de los créditos tuvo como plazo máximo un mes.
Las instituciones que a
agosto del 2014 cobraron las tasas más altas fueron: Financiera Ayudamos con
una tasa promedio ponderada de 103.1%, Banco Famsa con 86.4%, Banco Compartamos
72.3%, Crédito familiar con 62.2%, BanCoppel con 60.8%, Banco Azteca con 57.1%.
Los clientes de este tipo de institución financiera son personas de escasos recursos.
Lo que usted debe saber
es que las tasas más bajas las cobran los bancos comerciales, en este caso
Inbursa con 22.4%, Scotiabank 24.3% y Banamex con 26.3%, pero no tienden a
prestar cantidades pequeñas ni a plazos cortos, por lo que no atienden a la población más necesitada, y por ello se ve obligada a acudir a instituciones que abusan de sus necesidades.
Las instituciones que
cobran las tasas más altas son también las que más créditos colocan por cantidades pequeñas y
a plazos cortos, así entre Banco Azteca, Banco Famsa y Compartamos otorgaron el
84% del total de créditos personales. Tan solo Banco Azteca otorgó el 75% de
los créditos menores a 5 mil pesos a una tasa de 50%, y Banco Famsa otorgó el
17.7% de dichos créditos a una tasa del 91.2%.
Para el caso de créditos
de entre 5 mil y 25 mil pesos, las tasas varían en un amplio rango de entre
103.9% y 23.5% y como en el caso anterior, las instituciones cuya misión es la
“ayudar” a los más pobres, son las que más cobran como Financiera Ayudamos con
el 103.9% de interés promedio ponderado para créditos de hasta 24 meses.
Lo notable es que
Compartamos, institución dedicada a los micro-créditos que comenzó con donativos de la sociedad civil, ahora también otorga créditos mayores a 25 mil pesos, con un plazo
promedio de 13 meses y una tasa promedio de 70%, cuando un banco comercial cobra
una tasa 50% más baja.
Estas instituciones
argumentan que la razón por las que cobran tan altas tasas de interés se debe al elevado gasto administrativo de
manejar miles de créditos pequeños y a plazos cortos, sin embargo, y de acuerdo a los datos del Banco Interamericano de Desarrollo, en América
Latina instituciones similares cobran tasas anuales no mayores al 28.3%, y son rentables.
Lo anterior nos permite concluir que en México, a) la población más pobre paga muchísimo más por créditos pequeñitos, b) que las instituciones dedicadas a los microcréditos, o son muy ineficientes y tienen altos costos de operación, o abusan de las
familias de escasos recursos ante lo impostergable de sus necesidades y la imposibilidad de acudir a los bancos comerciales, c) que existe falta de información entre la población para comparar los costos de los créditos, y d) que no existe una política pública específica que permita mejorar el acceso y costo del financiamiento para quienes menos tienen.