¿QUÉ ES EL TRASPASO INFLACIONARIO DEL TIPO DE CAMBIO?

Antes de comenzar hay que recordar que el tipo de cambio es el precio del dólar en términos de pesos y cuando el peso se deprecia frente al dólar,el tipo de cambio sube.

Los precios se incrementan por dos razones: primero porque las importaciones de materia prima, el equipo de trabajo y la tecnología de producción eleva su precio en pesos, y, segundo, porque muchos productores y oferentes de servicios, que no importan bienes para producir, elevan los precios por temor a que sus costos de producción suban, es decir: ¡generan inflación por expectativas!; en pocas palabras se adelantan a los hechos, suben precios y materializan lo que antes era una probabilidad, lo que produce una inercia inflacionaria.

En México, de 1993 a 2015, las importaciones de insumos para la producción han sido en promedio el 85% del total del valor importado, lo que significa que la depreciación del peso ejerce una presión fuerte sobre los costos de producción. El problema se presenta cuando los productores no pueden trasladar al precio de venta dicho incremento, por lo que su margen de utilidad se reduce, absorben las pérdidas y/o disminuyen la producción, el empleo y generalmente los salarios de los trabajadores. De esta forma si los precios no suben, el desempleo se eleva.

Cuando dicho fenómeno es persistente las empresas cierra sus puertas y la economía se contrae. Pero si los precios suben también es un problema, porque el poder adquisitivo del dinero disminuye y con ello el poder de compra de familias, empresas y gobierno.

Dado que el mandato constitucional de Banco de México (BdeM) es el control de la inflación, el temor del traspaso inflacionario del tipo de cambio a los precios de venta lo obliga a modificar su política monetaria, subiendo la tasa de referencia, como lo hizo la semana pasada, al tiempo que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público disminuye el gasto público, ya que el déficit fiscal es inflacionario y siempre presiona el precio del dólar al alza.

De acuerdo con los pronósticos del propio banco dicho traspaso ha comenzado a materializarse, y aun cuando hemos tenido la inflación más baja en la historia, desde que ésta se mide, los precios han comenzado a subir y amenazan con generar en el 2016 una inflación anual de 5% como máximo, sobrepasando el límite superior de la meta que es del 4%.

Lo que nos ha salvado de un mayor impacto, es la caída de los precios de las materias primas a nivel internacional, producto de la desaceleración mundial, que junto con la caída del precio internacional del petróleo han disminuido las presiones inflacionarias relacionadas con la importación de insumos. Así en los últimos tres años el precio promedio del petróleo, a nivel internacional, se ha reducido un -66%, el gas natural un -48%, el trigo de Estados Unidos un -36%, el algodón un -30% y el azúcar un -21%, aluminio, cobre -41%, níquel -49%, por mencionar algunos.

Podemos concluir que la baja inflación en el país y a nivel mundial se explica en parte por dichas caídas en las materias primas, disminuyendo el traspaso del tipo de cambio a precios.

RAZONES Y EFECTOS DE LA REDUCCIÓN DEL GASTO Y EL INCREMENTO EN LA TASA DE REFERENCIA DE BANXICO

El día de ayer, 17 de febrero de 2016, el Banco de México anunció un incremento en su tasa de interés de referencia de 0.5%, al pasar de 3.25% a 3.75% y suspendió la subasta de dólares.

La subasta se suspende porque no había sido efectiva para detener la depreciación del peso, y ello implicaba desperdiciar dólares en una batalla imposible de ganar, pues hoy el precio del dólar no depende de las condiciones económicas internas sino de un escenario internacional financiero y económico cada vez más complejo y adverso.

La tasa de interés de referencia se utiliza ahora como instrumento para tratar de detener la depreciación del peso, pues al incrementarla se hacen más atractivos los rendimientos en pesos y se puede evitar el vuelo a la calidad, en pocas palabras hace más rentable la deuda en bonos mexicanos. Adicionalmente, subir la tasa de referencia permitirá mantener la inflación bajo control, pues los efectos de la depreciación del peso, al incrementar el costo de los insumos y de la maquinaria y equipo importado (85% del total importado) se estaban trasladando al precio de venta, amenazando con elevar la inflación.

Por su parte la Secretaria de Hacienda y Crédito Público anunció un recorte al gasto público de 132 mil millones de pesos, con el fin de mantener el equilibrio en las finanzas públicas y así mantener bajo el riesgo país.

Todo ello va encaminado a mantener el atractivo de México como destino de la inversión extranjera disminuyendo el riesgo país, mismo que entre otros factores se determina por el diferencial entre las tasas de interés que pagan los bonos de deuda de Estados Unidos y los que pagan los bonos mexicanos. Sin embargo estas medidas definitivamente impactarán al crecimiento económico del país y por varios frentes:

El costo del dinero subirá, en especial en todos los créditos basados en la tasa interbancaria de equilibrio (TIIE) los que en automático aumentarán un 0.5%, éstos créditos son los empresariales y los de municipios y estados. Los efectos sobre los créditos hipotecarios dependerán si dicho crédito se tomó a tasa fija o flexible y con respecto a las de tarjeta de crédito y créditos personales dependerán del historial crediticio del deudor.

Ello tendrá efectos negativos sobre el consumo y la inversión productiva, reduciendo la producción, los salarios y las ventas de las empresas, generando una desaceleración económica que será mayor por el recorte al Gasto Público, no importa que éste sea en gasto corriente y descanse principalmente en el presupuesto de PEMEX ya que dicho recorte equivale a 0.7% del PIB que si se agregan a los realizados el año pasado llegamos a 1.4% del PIB.

Otro problema importante es que de acuerdo con la OECD en su último informe sobre las Perspectivas de la Economía Mundial, nuestro principal socio comercial: Estados Unidos, también presenta un proceso de desaceleración lo que impactará al sector manufacturero mexicano cuyo ciclo económico se encuentra determinado por el sector industrial de aquel país.

De acuerdo con la OECD, la economía internacional se desacelera y la inestabilidad financiera internacional se incrementa. El crecimiento económico de las economías más grandes del planeta en 2016 será menor en un 0.5% para Estados Unidos, 0.7% para Canadá, 0.5% la Euro-área, 0.3% para Reino Unido, 2.8% menos para Brasil, y el resto del mundo crecerá un 0.3% menos.

Lo que hoy predomina a nivel mundial es baja demanda, baja inflación, bajo crecimiento económico, mercados laborales precarios y bajo crecimiento en la productividad. Solo la recuperación de la inversión productiva (maquinaria y equipo), y el crecimiento de los salarios podrá sacarnos del atolladero, sin embargo las condiciones no favorecen éstas circunstancias y hoy el mundo en promedio, se encuentra atrapado en una espiral deflacionaria, con un exceso de liquidez, volatilidad y especulación en los mercados financieros donde la rentabilidad se busca, no en la generación de riqueza real (producción de bienes y servicios), sino en los diferenciales en rendimientos de los instrumentos financieros, en pocas palabras el mundo es una economía casino.

Y para salir de ella hay que replantear las prioridades, queremos más dinero, por el dinero mismo, o queremos mejores empleos, salarios y mercados robustos a través de direccionar el capital a la actividad productiva.

MERCADOS FINANCIEROS IMPONEN SUS CONDICIONES

Hoy en día los movimientos del tipo de cambio (precio peso/dólar) se encuentran fuertemente determinados por la globalización financiera y la búsqueda de protección ante la incertidumbre y la especulación. Los indicadores macroeconómicos básicos como: baja inflación, bajo déficit fiscal, bajo déficit comercial, estabilidad en tasas de interés, baja tasa de desempleo y crecimiento económico, ya no son la fuerza principal que sostiene a la moneda de un país frente a otra.

Hoy en día los bancos centrales del mundo y en especial, los de las economías emergentes, son los rehenes de los flujos internacionales de capital, teniendo que modificar sus políticas monetarias ya no en función de sus metas económicas e inflacionarias, sino en función de proteger a sus monedas de los embates especulativos que se realizan en los mercados de dinero y que las deprecian o aprecian veloz e intensamente; generado fuertes riesgos financieros para los agentes económicos endeudados en dólares, afectando la competitividad por precios, la inflación, los déficits fiscales y modificando las tasas de interés y las condiciones crediticias existentes.

De acuerdo con el 85° informe anual del Banco Internacional de Pagos (2015), en el último año se observa una tendencia de los bancos centrales a determinar su tasa de referencia en función de las acciones instrumentadas por la Reserva Federal o el Banco Central Europeo, y éstos bancos a su vez se mueven como respuesta a los fenómenos de la globalización financiera.

Las razones están directamente relacionadas con el exceso de libertad existente en los mercados financieros. Ellos pueden mover capitales de un país a otro buscando ganancias cambiarias, protección y rentabilidad. Su libérrimo actuar es resultado de la liberalización financiera, cuyas bases teóricas se centran en la competencia perfecta, sin embargo dichos mercados están lejos de ser perfectamente competitivos.

Grandes Bancos e Intermediarios Financieros dominan el sistema, concentran los recursos y con ello el poder, a grado tal que son capaces de manipular los precios de las divisas o las tasas de interés de referencia como el caso de la tasa Libor en 2012 -que es referencia para las tasas a nivel mundial tanto en créditos como derivados-, o la manipulación del precio de las divisas que involucró a los bancos más importantes (JPMorgan Chase, Bank of America y Citigroup, Barclays, Royal Bank of Scotland, USB) tanto Ingleses como Norteamericanos, cuyos operadores se denominaban así mismos “El Cartel”

Para manipular éstos mercados se requieren grandes cantidades de capitales que solo pueden generarse en un sistema dominado por oligopolios financieros que buscan ganancias extraordinarias sin importar las consecuencias, que es exactamente el mismo caso de las hipotecas subprime, generadoras de una de las peores crisis financieras de la historia.

Ya hemos dicho en ocasiones anteriores que el 87% de la riqueza financiera se encuentra en el 1% más rico de la población misma que utilizan los servicios financieros de grandes intermediarios que administran su riqueza, buscando siempre el mejor rendimiento y moviendo capitales de un lugar a otro, y ellos son los que hoy tienen el poder, pero dado que unos poseen la riqueza y otros la administran, no parecen ser conscientes de la inestabilidad financiera mundial que provocan.

¿TASAS DE INTERES NOMINALES NEGATIVAS?: ¡LA ECONOMÍA MUNDIAL ES UN EXPERIMENTO!

El mundo sufre un exceso de liquidez que no se destina a la actividad productiva, ni al consumo; una gran parte se invierte en los mercados financieros internacionales y otra se mantiene inactiva: invertida en divisas o bien simplemente en una cuenta de cheques o ahorro en un banco; otra parte se ha invertido en bonos de deuda soberanos que pagan tasas de interés negativas.

En medio de este exceso de liquidez el mundo desarrollado y las economías emergentes enfrentan una de las inflaciones más bajas de la historia, muy cercana a la deflación, y un muy bajo crecimiento económico, ello significa que el dinero no se utiliza para lo que ha sido creado, intercambiar bienes y servicios.

Por ello Suiza, Dinamarca y Suecia que son países que no pertenecen a la eurozona han visto apreciar fuertemente sus monedas ante la llegada de inversionistas que las adquieren como refugio ante la volatilidad financiera y cambiaria internacional, resultado de la crisis financiera de la eurozona.

Los bancos centrales de éstos países, para evitar dicha apreciación han fijado tasas de interés nominales negativas desde fines del 2014 con la esperanza de detener el flujo de capitales hacia sus economías. El banco Central Suizo mantiene una tasa en un rango de entre -1.25% y -0.25%, el banco central Sueco mantiene un tasa de-0.35% y el banco de Dinamarca de -0.75%.

Por su parte el Banco Central Europeo cobra a la banca comercial, por inmovilizar su dinero en su cuenta corriente, una tasa de -0.2% de interés por los depósitos, es decir por dejarlo inactivo en la cuenta; su objetivo es tratar de estimular el crédito, el gasto de las familias y la inversión de las empresas, en pocas palabras les cobra a los bancos comerciales por mantener depósitos en su cuenta, es decir penaliza la creación de reservas, lo que deberá motivarlos a buscar oportunidades de inversión mediante la colocación de créditos.

Como resultado los bancos comerciales, en especial en Alemania han empezado a cobrar a los clientes por sus depósitos, pero solo a las grandes empresas e instituciones que mantienen mucho efectivo inmóvil depositado en sus cuentas. En Dinamarca ya existen tasas ligeramente negativas de -0.04% a los depósitos de empresas. Y en Suiza de -0.10% desde septiembre pasado.

Esta situación de tasas de interés nominales negativas es totalmente inusual, se dice que es resultado de un exceso de liquidez, debilidad económica e inflación cercana a la deflación; pero lo que las autoridades responsables no logran ver es que es resultado de la tremenda concentración del ingreso y la riqueza.

Así en 2015 el 10% de la población más rica concentró el 60% de la riqueza mundial, el 30% del ingreso y el 88% de los activos financieros de acuerdo con diversos reportes de Credit Suisse Research Institute y Capgemini Financial Services, éste último determina que el crecimiento anual promedio de la riqueza del 1% más rico a nivel mundial fue de 7.2% entre 2013 y 2014, mientras que el crecimiento del Producto Interno Bruto Mundial fue de apenas un 3.4% en el mismo período (FMI).

Según el último reporte de la OCDE (2015): "Income Inequality, The Gap betwen Rich and Poor" sobre la concentración del ingreso y la riqueza, la desigualdad se ha incrementado año con año. En los 80´s el 10% de la población más rica ganaba 7 veces más que el 10% más pobre, hoy la cifra es 10 veces más. En Estados Unidos, entre 1975 y 2012, cerca del 47% del incremento de los ingresos antes de impuestos fue apropiado por el 1% de la población más rica, 37% en Canadá y 20% en Australia y el Reino Unido.

Como podemos ver los frutos del crecimiento económico se concentran en el 10% de la población más rica a nivel mundial y esta población tiene la característica de obtener sus ingresos de sus inversiones en activos financieros, por ello desde la liberalización financiera y el desarrollo de productos financieros sofisticados, a los que pocos tienen acceso, la concentración de la riqueza y los ingresos se ha acentuado. Como dice el dicho “dinero llama dinero”, pero esta riqueza es más bien monetaria, no real (bienes y servicios) lo que genera bajas tasas de crecimiento económico, empleos y productividad.

Los super-ricos mantienen la liquidez del mundo ociosa, la invierten en divisas que consideran fuertes generando una fuerte volatilidad con respecto a las débiles, también generan una inflación de activos financieros es decir: una economía casino que vive de los réditos sin generar efectos multiplicadores ni de arrastre sobre la actividad productiva, de ahí la inexistencia de inflación en un mundo de superliquidez y de bajo crecimiento económico.

Hasta que los hacedores de política económica no decidan regular los mercados financieros, el proceso seguirá creciendo como una bola de nieve que amenaza generar una nueva crisis financiera internacional.