El mundo sufre un exceso de liquidez que no se destina a la actividad productiva, ni al consumo; una gran parte se invierte en los mercados financieros internacionales y otra se mantiene inactiva: invertida en divisas o bien simplemente en una cuenta de cheques o ahorro en un banco; otra parte se ha invertido en bonos de deuda soberanos que pagan tasas de interés negativas.
En medio de este exceso de liquidez el mundo desarrollado y las economías emergentes enfrentan una de las inflaciones más bajas de la historia, muy cercana a la deflación, y un muy bajo crecimiento económico, ello significa que el dinero no se utiliza para lo que ha sido creado, intercambiar bienes y servicios.
Por ello Suiza, Dinamarca y Suecia que son países que no pertenecen a la eurozona han visto apreciar fuertemente sus monedas ante la llegada de inversionistas que las adquieren como refugio ante la volatilidad financiera y cambiaria internacional, resultado de la crisis financiera de la eurozona.
Los bancos centrales de éstos países, para evitar dicha apreciación han fijado tasas de interés nominales negativas desde fines del 2014 con la esperanza de detener el flujo de capitales hacia sus economías. El banco Central Suizo mantiene una tasa en un rango de entre -1.25% y -0.25%, el banco central Sueco mantiene un tasa de-0.35% y el banco de Dinamarca de -0.75%.
Por su parte el Banco Central Europeo cobra a la banca comercial, por inmovilizar su dinero en su cuenta corriente, una tasa de -0.2% de interés por los depósitos, es decir por dejarlo inactivo en la cuenta; su objetivo es tratar de estimular el crédito, el gasto de las familias y la inversión de las empresas, en pocas palabras les cobra a los bancos comerciales por mantener depósitos en su cuenta, es decir penaliza la creación de reservas, lo que deberá motivarlos a buscar oportunidades de inversión mediante la colocación de créditos.
Como resultado los bancos comerciales, en especial en Alemania han empezado a cobrar a los clientes por sus depósitos, pero solo a las grandes empresas e instituciones que mantienen mucho efectivo inmóvil depositado en sus cuentas. En Dinamarca ya existen tasas ligeramente negativas de -0.04% a los depósitos de empresas. Y en Suiza de -0.10% desde septiembre pasado.
Esta situación de tasas de interés nominales negativas es totalmente inusual, se dice que es resultado de un exceso de liquidez, debilidad económica e inflación cercana a la deflación; pero lo que las autoridades responsables no logran ver es que es resultado de la tremenda concentración del ingreso y la riqueza.
Así en 2015 el 10% de la población más rica concentró el 60% de la riqueza mundial, el 30% del ingreso y el 88% de los activos financieros de acuerdo con diversos reportes de Credit Suisse Research Institute y Capgemini Financial Services, éste último determina que el crecimiento anual promedio de la riqueza del 1% más rico a nivel mundial fue de 7.2% entre 2013 y 2014, mientras que el crecimiento del Producto Interno Bruto Mundial fue de apenas un 3.4% en el mismo período (FMI).
Según el último reporte de la OCDE (2015): "Income Inequality, The Gap betwen Rich and Poor" sobre la concentración del ingreso y la riqueza, la desigualdad se ha incrementado año con año. En los 80´s el 10% de la población más rica ganaba 7 veces más que el 10% más pobre, hoy la cifra es 10 veces más. En Estados Unidos, entre 1975 y 2012, cerca del 47% del incremento de los ingresos antes de impuestos fue apropiado por el 1% de la población más rica, 37% en Canadá y 20% en Australia y el Reino Unido.
Como podemos ver los frutos del crecimiento económico se concentran en el 10% de la población más rica a nivel mundial y esta población tiene la característica de obtener sus ingresos de sus inversiones en activos financieros, por ello desde la liberalización financiera y el desarrollo de productos financieros sofisticados, a los que pocos tienen acceso, la concentración de la riqueza y los ingresos se ha acentuado. Como dice el dicho “dinero llama dinero”, pero esta riqueza es más bien monetaria, no real (bienes y servicios) lo que genera bajas tasas de crecimiento económico, empleos y productividad.
Los super-ricos mantienen la liquidez del mundo ociosa, la invierten en divisas que consideran fuertes generando una fuerte volatilidad con respecto a las débiles, también generan una inflación de activos financieros es decir: una economía casino que vive de los réditos sin generar efectos multiplicadores ni de arrastre sobre la actividad productiva, de ahí la inexistencia de inflación en un mundo de superliquidez y de bajo crecimiento económico.
Hasta que los hacedores de política económica no decidan regular los mercados financieros, el proceso seguirá creciendo como una bola de nieve que amenaza generar una nueva crisis financiera internacional.
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