El día de hoy quiero hablar sobre los riesgos de endeudarse en otras monedas, en especial en dólares. Las tasas de interés a nivel internacional han permanecido muy bajas en los últimos cinco años, debido a las políticas públicas de expansión monetaria de los principales bancos centrales a nivel mundial. El objetivo es generar un impulso en el crédito, la inversión y la demanda, lo que debe impulsar el crecimiento económico.
Sin embargo toda crisis financiera, bancaria, de endeudamiento externo o de tipo de cambio, comienza con el mismo fenómeno: el sobre-endeudamiento de empresas y personas por un exceso de confianza con respecto a que las condiciones se mantendrán de forma positiva por tiempo indefinido.
El problema es que en México el endeudamiento en dólares de las empresas no financieras ha crecido aceleradamente en los últimos seis años, siendo actualmente de 119 mil millones de dólares. Esta es la tasa de endeudamiento privado en moneda extranjera más alta de nuestra historia. Y tan solo en el segundo trimestre de éste 2014 creció un 24.2% a tasa anual, y en los últimos seis años se ha duplicado. Por otro lado y en el mismo período las tasas de interés en los mercados internacionales se han mantenido muy bajas y las empresas llegan a creer que dicha condición permanecerá por mucho tiempo.
Durante el primer semestre de éste 2015, la deuda de los corporativos creció en 7 mil 600 millones de dólares lo que refleja una velocidad preocupante, mientras que la inversión extranjera indirecta o de cartera (IEC), realizada en el mercado de valores y de dinero, sumó 33 mil 157 millones de dólares. Por su parte las exportaciones muestran una clara disminución en su tasa de crecimiento anual desde el 2010. Si sumamos la deuda externa privada y la deuda externa pública tenemos una deuda externa sin precedentes de 313 mil 655 millones de dólares, muy por encima de nuestras reservas internacionales y el nivel de exportaciones totales, lo que nos pondrá en un aprieto ante la falta de divisas para liquidar dicha deuda.
Lo que ello significa es que la diferencia de velocidades entre las tasas de crecimiento de la deuda privada y pública externa, la inversión extranjera de cartera o de corto plazo y las exportaciones, están abriendo una brecha en la disponibilidad de divisas que, ante un incremento en las tasas de interés internacionales, provocará una abrupta salida de capitales (IEC) o "vuelo a la calidad" que generará una significativa escasez de divisas provocando una depreciación (devaluación) del peso.
Los empresarios desconocen los riesgos de la volatilidad financiera que se espera para el próximo año ante el retiro del estímulo monetario por parte de la Reserva Federal y el comienzo de la venta de activos financieros tóxicos a precios de descuento para sanear su balance, mejor conocido como proceso de des-apalancamiento. Ello generará un incremento en las tasas de interés internacionales a nivel mundial, cosa que el FMI y el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero en México ya han pronosticado en sus últimos informes, lo que hará disminuir el precio de los activos que operan como colaterales (respaldo o subyacentes) y pondrá en dificultades a las empresas para pagar sus deudas o refinanciarlas.
Se espera que dicho incremento en tasas hará emigrar capitales golondrinos del país, lo que motivará una depreciación sensible en el peso, y el incremento del peso financiero de dicha deuda, sobre todo porque las empresas no tienen coberturas cambiarias y sus ingresos son fundamentalmente en pesos, no en dólares.
Por ello la recomendación para los empresarios que se han endeudado en dólares es la compra de coberturas cambiarias, ello permitirá diluir los riesgos y el costos financiero de la deuda en caso de cumplirse el pronóstico de depreciación del peso.
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