SECUESTRO DEMOCRÁTICO Y DESIGUALDAD SOCIAL : sobre el documento de la OXFAM

El problema de la concentración del ingreso y la riqueza tiene diversas facetas: una se relaciona con la concentración del ingreso con respecto al producto interno bruto medida a través de los ingresos laborales y las utilidades de los empresarios; otra se relaciona con la concentración de la riqueza medida a través de la tenencia de activos: bonos, inmuebles (casas, terrenos), obras de arte etc.; y una más se relaciona con la concentración de los ingresos del capital derivados de las inversiones en activos financieros.

El problema es que a nivel mundial dicha concentración, en todas sus manifestaciones, se ha ido elevando sustancialmente desde los años 80´s del siglo pasado, estrechamente relacionado con el retroceso de la participación del estado en la regulación económica y la ascensión del poder político de las élites, sin menospreciar el efecto negativo que el proceso de liberalización financiera y de apertura externa ha tenido.

Hoy el 1% de la población más rica a nivel mundial concentra el 50% de la riqueza, en tanto que el 99% restante concentra el otro 50%. De hecho la mitad más pobre de la población mundial posee la misma riqueza que las 85 personas más ricas del mundo.

Ésto es un fenómeno global sobre el que han llamado la atención tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI), como la Organización de Cooperación Económica para el Desarrollo (OCDE), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y el Foro Económico Mundial, entre otras instituciones internacionales, por los riesgos para la estabilidad económica y política que ello genera.

De hecho la desigualdad mundial se presenta como la segunda amenaza mundial de los próximos 18 meses, debido a los conflictos internos que ello puede ocasionar en materia de estabilidad política, y a los conflictos económicos relacionados con el debilitamiento del poder de compra de la población (débil mercado interno), su creciente necesidad de endeudamiento (fragilidad financiera) y su consecuencia inmediata: la desaceleración económica o recesión.

Muchos de los conflictos político-sociales recientes a nivel mundial se encuentran íntimamente ligados a la injusticia social, la concentración de la riqueza y el ascenso de la pobreza, y México no es la excepción.

Recientemente la OXFAM, una organización global de lucha contra la pobreza publicó su 178 informe denominado “Gobernar para las Élites: secuestro democrático y desigualdad económica (http://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/bp-working-for-few-political-capture-economic-inequality-200114-es_0.pdf). En dicho documento se pone de manifiesto como se ha ido incrementando la desigualdad económica en función del secuestro de los procesos democráticos por parte de élites económicas con la influencia política necesaria para mover los hilos de la política fiscal, monetaria y financiera a su favor.

El documento establece que de no controlarse dicho fenómeno se creará un monopolio de oportunidades controlado por el sector más rico de la población cuyos hijos reclamarán los impuestos más bajos, la mejor educación y atención sanitaria, y dichos privilegios se heredarán de generación en generación.

El documento ofrece ejemplos sobre como los efectos de la desregulación financiera, la inequidad de la política fiscal y las políticas económicas de austeridad impuestas ante la crisis financiera han favorecido el incremento de la pobreza y la desigualdad social.

Esto aún puede revertirse, con una política de participación ciudadana, una fiscalidad más progresiva, la búsqueda de condiciones laborales dignas y empleos de calidad, así como la ampliación de los servicios públicos y la protección social. A lo que habría que sumar la auditoria de los procesos políticos y las cámaras de los representantes que deben tener la obligación de rendir cuentas a la ciudadanía, como lo debe hacer cualquier funcionario público.

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