GUADALAJARA DEBE EVITAR LOS PROBLEMAS DE LA CIUDAD DE MÉXICO

El problema de contingencia ambiental en la megalópolis de la Ciudad de México no es causa del error de los gobernadores recientes, es un conjunto de errores que se han ido acumulando en el tiempo y que abarcan a distintos gobiernos y distintos partidos políticos. Es básicamente un error de planeación urbana relacionado con falta de regulación ambiental, debilidad en la aplicación de los programas de verificación, falta de infraestructura adecuada para ciclistas y peatones, aplicación de desincentivos para el uso del auto particular y aplicación de políticas que busquen un desarrollo regional equilibrado y desconcentración industrial mediante el impulso de ciudades medias y pequeñas.

De acuerdo con el Centro Mario Molina, en Alemania existe un proyecto que ha establecido zonas control en regiones con alta concentración vehicular y problacional, dichas zonas se denominan zonas de baja emisión (ZBE) y los resultados han sido sorprendentemente buenos.

En dichas zonas la ley se aplica de forma irrestricta, se limita el ingreso a autos particulares y al transporte pesado, se mejora la infraestructura urbana para movilidad no motorizada, se incorporan transporte público no contaminante de alto desempeño ambiental (trenes eléctricos, tranvías, metro) con interconexiones eficientes, se establecen altas tarifas para los estacionamientos y estacionamientos disuasivos en la periferia de la zona.

Ese estudio establece que en México, el 17% de la emisión de gases invernadero provienen del transporte, en espeical del auto particular que es el que más contamina en las áreas metropolitanas. Tan solo en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) dichas emisiones generan el 31% de la contaminación total, generando severos problemas de salud pública y, si se cumplirán las normas de calidad del aire, se podrían evitar 750 casos de muertes prematuras al año asociadas a la contaminación ambiental.

En México el auto particular se ha convertido en una necesidad, pero también es un asunto aspiracional, los gobiernos han dado prioridad al uso de dicho transporte al descuidar la calidad y cantidad de transporte público. En lugar de priorizar la infraestructura de transporte no contaminante, se han enfocado en la construcción de infraestructura vial: segundos pisos en el periférico, ampliación de avenidas, proyectos de coordinación para facilitar el tránsito y el flujo vehicular. Este tipo de acciones, de corto plazo y más baratas, junto con la falta de medidas responsables y de largo plazo, promueven el uso de vehículos particulares y acrecientan la necesidad de contar con uno.

El 73% de los automóviles particulares se concentran en las tres megalópolis más importantes del país, la mayor es la Ciudad de México, que de acuerdo con el INEGI, en el 2013 concentró una población de 20 millones 117 mil habitantes, esto es el 17.8% del total nacional, y generó el 26.3% de la producción bruta total. La Zona Metropolitana del Valle de México se constituye por 16 delegaciones y 60 municipios conurbados y en 2013 tenía registrados 8 millones 520 mil vehículos de transporte, de los cuales el 87% son autos particulares.

Guadalajara, por su parte, es la segunda megalópolis de acuerdo al tamaño de su población, con 4 millones 435 habitantes, generó el 4.1% de la producción bruta total y el 5.3% del personal ocupado. La zona metropolitana se constituye por 8 municipios conurbados, con ya graves problemas de movilidad y contaminación. El parque vehicular, en 2014, fue 3 millones 113 mil vehículos de los cuales 1 millón 814 mil son particulares, esto es el 58.3%, sin embargo la capacidad de carga vial era de 1 millón de vehículos. Las tasas de crecimiento de dicho parque vehicular se encuentran entre un 5% y un 9% anual.

Según el estudio “Jalisco a Futuro”, 400 autos se suman diariamente al tráfico y cada vehículo compacto genera, anualmente, 2.24 toneladas de CO2 . Adicionalmente tenemos el nada honroso 2° lugar a nivel nacional en muertes por accidentes de autos, un 30% más que en la Ciudad de México.

Aunque las condiciones geográficas nos favorecen al no ser un valle como en la Ciudad de México, si no enfocamos los esfuerzos en el desarrollo de un eficiente y suficiente transporte público de baja contaminación, seguiremos incentivando el uso del vehículo particular y por ello favoreciendo los congestionamiento, la pérdida de tiempo en el traslado y su consecuente pérdida de productividad, el incremento en la contaminación y en enfermedades relacionadas así como estrés ocasionado por los problemas de movilidad.

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