EL ACUERDO CON RESPECTO AL ABISMO FISCAL EN ESTADOS UNIDOS ES APENAS UNA PILDORITA

El Problema de desequilibrio fiscal y elevada deuda externa que vive la economía norteamericana comenzó hace ya muchos años, desde el 2001, cuando el presidente George W. Bush disminuyó los impuestos y elevó el gasto publico para hacer frente a la desaceleración económica y el impacto negativo del ataque terrorista del 11 de septiembre. Posteriormente desde el 2007 se redujeron más los impuestos y se elevó el gasto para reactivar la economía ante la crisis subprime que detonó la crisis financiera económica internacional conocida como la gran recesión.

En realidad el acuerdo es apenas el primer paso para ordenar las finanzas públicas norteamericanas y es, aún, un acuerdo incompleto. Si bien se elevarán los impuestos a las personas físicas que ganan más de 400 mil dólares anuales de un 35 a un 39.6% y se incrementa en un 20% la tasa impositiva a las ganancias por inversiones de capital (financieras) y por sus dividendos, el gasto público seguirá siendo elevado pues su recorte se pospone por dos años más y la extensión de créditos fiscales a trabajadores y estudiantes se extienden por cinco años más, y lo que es peor aún ¡no se ha tomando ninguna decisión sobre el techo de la deuda norteamericana de 16.4 billones de dólares!, asunto que debe resolverse a más tardar dentro de dos meses, o de lo contrario el gobierno norteamericano no podrá pagar su deuda tanto a nivel interno como externo, afectando principalmente a los fondos de pensiones y de inversión.

Los desequilibrios macroeconómicos son de tal magnitud, que este preacuerdo solo logrará posponer por dos meses al abismo fiscal y de nuevo veremos el riesgo frente a nuestros ojos y la discusión en el congreso sobre la política económica en Estados Unidos.

Y para muestra basta un botón: la deuda pública como porcentaje del PIB es el 110,7% y para éste 2013 será del 111.7%, y su déficit fiscal es del 8.7% del PIB, el tercero más alto a nivel mundial después de Japón y la India que tienen un déficit fiscal del 10% y 9.5% respectivamente. Por su parte la tasa de desempleo continua siendo muy elevada en un 8.2% y se espera un 8.1% para el 2013, ello significa una demanda interna deprimida y seguramente una posposición en los planes de inversión de las empresas.

De hecho para reducir su deuda debe realizar un ajuste fiscal equivalente al 10% de su PIB de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, y sus necesidades de financiamiento en términos brutos equivalen el 26.3% del PIB.

El ajuste fiscal les tomará cuando menos cuatro años, pues reducir la deuda pública solo puede lograrse pagándola o renegociándola y para pagarla hay que elevar los ingresos y reducir los gastos, de esa manera podrán generar un ahorro significativo y, adicionalmente, deben evitar seguir endeudándose.

De lo anterior se desprende que necesitan realizar importantes cambios estructurales que siempre conllevan una negociación política para la aprobación de leyes y modificaciones institucionales cuya elaboración y aprobación requiere de consensos políticos, negociaciones y concesiones, es por ello que este 2013 veremos una desaceleración económica en Estados Unidos y, como resultado, en México, pero mucho ojo, no estamos hablando de un recesión aún.

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