Una economía se expande por la demanda agregada ejercida por dichos agentes, misma que se contabiliza a través del gasto que realizan y que se clasifica como: Consumo de las familias (C), el consumo del gobierno (G), la inversión privada (I) y pública (I), exportaciones (X) e importaciones (M). Como puede intuirse las exportaciones de productos mexicanos representan la demanda externa, mientras que la demanda interna está compuesta por las demás variables.
El ciclo económico es recurrente pero no periódico y las etapas de auge o contracción económica tienen extensión, duración y profundidad variadas, como puede observarse en la gráfica no. 1 que muestra las variaciones porcentuales anuales del Producto Interno Bruto (PIB) de México.
En la gráfica no. 1 se puede observar con claridad dos grandes crisis, la de 1994-95, y la del 2008-2009, cada barra es un trimestre, y cuando el PIB se contrae por 4 trimestres consecutivos y dicha contracción es profunda, se denomina crisis. En el 2001 se puede observar una recesión. La recesión es por dos trimestres consecutivos y no es una caída profunda, en México se presentó en el 2001 y duró cuatro trimestres consecutivos sin llegar a considerarse una crisis. Finalmente, en el último trimestre de la gráfica, el primero del 2019, se puede observar un crecimiento económico del PIB de apenas 0.1%.
Los datos cambian un poco cuando medimos el PIB por su variación trimestral, es decir con respecto al trimestre inmediato anterior, sin embargo, el cambio es ligeramente diferente como puede observarse en la gráfica no. 2, donde se observa que, en el primer trimestre del 2019, existe una contracción de la producción.
La recesión técnica se establece cuando el PIB se contrae por dos trimestres consecutivos, pero también el Consumo de las Familias, la Inversión productiva y el empleo.
Ya el Bank of América establece que México se encuentra en una recesión técnica, y aunque el INEGI aún no publica los datos del segundo trimestre del 2019 para el PIB, se puede intuir que seguramente es cierto, pues ya las principales variables de la demanda agregada muestran valores negativos como se muestra en la gráfica no. 3.
Lo interesante de esta gráfica no. 3 y a diferencia de crisis y recesiones anteriores, es que todos los componentes de la demanda agregada se precipitan a la baja, incluso las importaciones, que tienden a ser inelásticas cuando el PIB se contrae (insensibles a la variación del PIB), y las exportaciones, que dependen de la demanda en el exterior y por lo tanto del ciclo económico de nuestro principal socio comercial EUA.
Hay que resaltar que todas, excepto las exportaciones, ya se encuentran en terreno negativo, es decir con contracción, esto es el consumo de las familias, el gasto del gobierno, la inversión privada y pública.
Ello es un fenómeno extraño y solo puede ser resultado de un fuerte pesimismo producto de la incertidumbre y la pérdida de confianza. Si uno analiza dichas cifras en todas las crisis y recesiones anteriores, tal pesimismo solo se presentó al final del período de Luis Echeverría Álvarez y de José López Portillo; pero hoy se presenta al inició de un nuevo sexenio.
Si bien es cierto que se conjuga un escenario internacional adverso aunado a las continuas amenazas de Trump con respecto a los aranceles, la migración, y la renegociación del TMEC (antes TLCAN), no podemos descartar que también influye el retraso en el ejercicio del gasto público, el sub-ejercicio del mismo y el recorte de gasto corriente en salud, educación, ciencia, artes, investigación, promoción turística etc., aunado al despido de miles de funcionarios públicos bajo la sospecha de la corrupción y el desdeño a la tecnocracia.
Por lo tanto y como lo establece el Bank of América, definitivamente se confirmará la recesión técnica para el segundo trimestre de este año, a menos que… #eltengaotrosdatos.