Para aquellos que aún no lo saben, el peso es una de las divisas más comerciadas a nivel internacional, de hecho en el 2013 ocupó el 8° lugar mundial de acuerdo con el Banco Internacional de Pagos. El volumen diario de operación con pesos es de 135 mil millones de dólares y el 77% de dichas operaciones se realizan en el exterior. Eso hace del peso una moneda de cobertura y un divisa deseada por otras economías emergentes y por lo tanto una mercancía que puede ser cotizada en el mercado mundial de divisas (FOREX).
La acelerada depreciación del peso en los últimos seis meses se encuentra estrechamente relacionada con la especulación en el mercado FOREX (Foreing Exchange) que opera las 24 hrs. al día, 50 veces mayor que la Bolsa de Valores de Nueva York, con bajos costos de transacción, mucha liquidez e incluso igual potencial de ganancia cuando los precios de las divisas van al alza (mercado al alza) como cuando disminuyen (mercado a la baja). En este mercado cualquier persona e institución puede operar con una inversión mínima de 300 dólares, y en ocasiones hasta de 1 dólar con un apalancamiento de 400 a 1.
De acuerdo con analistas especializados de Blommberg, los operadores de dicho mercado están asociando la caída del precio del petróleo con la depreciación del peso, pues siguen creyendo que la economía mexicana esta petrolizada, aun cuando nuestras exportaciones de petróleo representan menos del 10% de las exportaciones totales y menos del 20% de los ingresos del gobierno federal. Sus consecutivas operaciones en pesos, generan la depreciación del mismo logrando con ello el negativo mantra de las "expectativas auto cumplidas"
Estos inversionistas apuestan a la depreciación del peso (posición corta), es decir venden pesos esperando que su precio en términos de dólares disminuya, para luego comprarlos más baratos y obtener, con la recompra, una ganancia.
A manera de ejemplo, el inversionista puede tomar un préstamo de 1 mil pesos y y venderlos a alguien más a 55 dólares (USD), con un tipo de cambio de $18.18 pesos por dólar. Más tarde compran la misma cantidad de pesos por 40 USD, con un nuevo tipo de cambio de 25 pesos por dólar; a continuación pagan su préstamo en pesos y obtienen una ganancia de 15 dlls, por la diferencia entre la venta inicial y el pago final.
Del 1ero de enero al 19 de enero este tipo de operaciones se incrementó un 25.14% con un importe total de 2 mil 079 millones de USD, y durante diciembre pasado el incremento fue por 1 mil 662 millones de USD, ello explica la caída del 21.03% del peso en lo que va del año y la creciente correlación existente entre la caída de la mezcla mexicana de petróleo y el tipo de cambio peso/dólar, de forma que cuando disminuye el precio del petróleo el peso se deprecia, sin importar las condiciones macroeconómicas del país ni la información que proporciona la balanza de pagos.
RAZONES DE EXTREMA VOLATILIDAD DEL DÓLAR
La extrema volatilidad que el peso ha sufrido en los últimos meses no obedece a la fortaleza o debilidad de la economía mexicana, es un fenómeno internacional resultado de diversos factores de los cuales los más importantes son: la globalización financiera; el exceso de liquidez internacional, generado por las políticas monetarias expansivas no convencionales de los principales bancos centrales del mundo, en su esfuerzo por reactivar sus economías; la especulación en el mercado de divisas Forex, porque ahora el dinero también se ha convertido en un activo; y la desaceleración de la economía mundial.
El impacto sobre el dólar se amplifica por el hecho de que el 85% de las transacciones económicas en el mundo se realizan en dólares y el impacto sobre el peso se amplifica porque nuestro peso es la octava moneda de mayor operación en los mercados cambiarios en el mundo, con operaciones diarias de 135 mil millones de dólares. Los traders prefieren al peso por su liquidez y convertibilidad, la estabilidad financiera del país, su baja inflación y su bajo déficit fiscal y comercial, lo que disminuye los riesgos de operar con pesos.
Lo que usted debe saber es que 77% de las operaciones con pesos se realizan en el exterior de acuerdo con datos del Banco Internacional de Pagos.
Este conjunto de factores genera dos fenómenos íntimamente relacionados: un acentuado proceso de concentración del ingreso y la riqueza, y un apetito de sus poseedores por inversiones riesgosas para obtener mejores rendimientos.
Dado que el motivo principal es especulativo, estos inversionistas canalizan sus recursos a instituciones financieras buscando mayor acumulación y dichas instituciones se tornan hipersensibles a factores que amenacen sus rendimientos como por ejemplo: la caída de los precios de los commodities (materias primas que se comercializan a nivel internacional), la des-aceleración de la economía China (consumidor fundamental de dichas materias primas); la “guerra de precios” como la que estamos viviendo actualmente en el mercado petrolero internacional, misma que ha generado un desplome de los precios del petróleo; y el creciente riesgo que están enfrentando grandes empresas y corporativos internacionales, que aprovechando las bajas tasas de interés en el mercado y las monedas apreciadas en sus economías emergentes, se endeudaron en dólares y hoy, ante la apreciación del dólar y la depreciación generalizada de sus monedas, presentan problemas de flujo de efectivo.
Esta conjunción de factores es lo que algunos analistas han llamado “la tormenta perfecta” y que ha hecho vaticinar a otros la posibilidad de una nueva crisis financiera internacional. Por ello en éste 2016 y, especialmente durante el primer semestre, seguiremos viendo volatilidad en el tipo de cambio, en las bolsas de valores y en general sobre los mercados financieros, lo que impondrá a su vez una camisa de fuerza para lograr un crecimiento económico saludable.
Mi consejo: sea prudente en sus gastos, evite tomar deudas a tasa de interés flexible, maneje un presupuesto saludable y genere un ahorro como colchón para enfrentar riesgos financieros.
El impacto sobre el dólar se amplifica por el hecho de que el 85% de las transacciones económicas en el mundo se realizan en dólares y el impacto sobre el peso se amplifica porque nuestro peso es la octava moneda de mayor operación en los mercados cambiarios en el mundo, con operaciones diarias de 135 mil millones de dólares. Los traders prefieren al peso por su liquidez y convertibilidad, la estabilidad financiera del país, su baja inflación y su bajo déficit fiscal y comercial, lo que disminuye los riesgos de operar con pesos.
Lo que usted debe saber es que 77% de las operaciones con pesos se realizan en el exterior de acuerdo con datos del Banco Internacional de Pagos.
Este conjunto de factores genera dos fenómenos íntimamente relacionados: un acentuado proceso de concentración del ingreso y la riqueza, y un apetito de sus poseedores por inversiones riesgosas para obtener mejores rendimientos.
Dado que el motivo principal es especulativo, estos inversionistas canalizan sus recursos a instituciones financieras buscando mayor acumulación y dichas instituciones se tornan hipersensibles a factores que amenacen sus rendimientos como por ejemplo: la caída de los precios de los commodities (materias primas que se comercializan a nivel internacional), la des-aceleración de la economía China (consumidor fundamental de dichas materias primas); la “guerra de precios” como la que estamos viviendo actualmente en el mercado petrolero internacional, misma que ha generado un desplome de los precios del petróleo; y el creciente riesgo que están enfrentando grandes empresas y corporativos internacionales, que aprovechando las bajas tasas de interés en el mercado y las monedas apreciadas en sus economías emergentes, se endeudaron en dólares y hoy, ante la apreciación del dólar y la depreciación generalizada de sus monedas, presentan problemas de flujo de efectivo.
Esta conjunción de factores es lo que algunos analistas han llamado “la tormenta perfecta” y que ha hecho vaticinar a otros la posibilidad de una nueva crisis financiera internacional. Por ello en éste 2016 y, especialmente durante el primer semestre, seguiremos viendo volatilidad en el tipo de cambio, en las bolsas de valores y en general sobre los mercados financieros, lo que impondrá a su vez una camisa de fuerza para lograr un crecimiento económico saludable.
Mi consejo: sea prudente en sus gastos, evite tomar deudas a tasa de interés flexible, maneje un presupuesto saludable y genere un ahorro como colchón para enfrentar riesgos financieros.
El ORIGEN DE LA CONCENTRACIÓN DEL INGRESO Y LA RIQUEZA
En un artículo recién publicado por OXFAM denominado "Una Economía al Servicio del 1%" (http://www.oxfammexico.org/wp-content/uploads/2016/01/bp210-economy-one-percent-tax-havens-180116-es.pdf), se establece que la desigualdad extrema está alcanzando cotas insoportables, y para muestra basta un botón: 62 personas en el mundo poseían, en 2015, la misma riqueza que 3 mil 600 millones de personas pobres y ésta riqueza ha crecido 44% en apenas cinco años, al mismo tiempo la riqueza de las personas más pobres se redujo 41% en ese mismo período.
Cientos son los documentos que tratan de explicar los orígenes de la concentración del ingreso y la riqueza, para algunos tiene que ver con la concentración del poder económico: monopolios, oligopolios, transnacionales etc., para otros tiene que ver con la concentración del poder político y la existencia de instituciones extractivas que benefician a unos cuantos a costa de otros; también se ha hablado del efecto que la política económica fiscal tiene sobre la distribución del ingreso mediante el gasto público, los impuestos y las prebendas y privilegios dados a empresas y personas para controlar recursos estratégicos, licitar bienes y servicios en condiciones favorables, adquirir bienes públicos a precios ridículos etc. Otros más se enfocan en la conquista, las luchas por territorios y recursos naturales que eran arrebatados a los perdedores y acumulados por los ganadores, en pocas palabras la riqueza se distribuye por el poder de dominación de unos sobre otros.
A pesar de tantas investigaciones y documentos, pocos se concentran en el origen mismo de la distribución del ingreso y la riqueza, y este origen se encuentra en el intercambio de bienes y servicios.
Si pudiésemos remontarnos en el tiempo al momento en que el intercambio de bienes se realizaba a través del trueque nos daríamos cuenta que valor y precio no es lo mismo. El trueque de bienes se realizaba fundamentado en el valor de los bienes determinados por el tiempo de trabajo invertido en ellos. Así si se necesitaba intercambiar un venado por pescado, lo que las personas hacían era determinar el tiempo invertido en cada uno de ellos, si cazar un venado llevaba cinco horas y obtener un pescado llevaba media hora, era claro que el intercambio justo sería 1 venado por 10 pescados, lo que igualaba el tiempo invertido: 5 hrs. Es claro que aquel que tuviera mejores habilidades de caza o pesca, una mejor porción de tierra de caza o cercanía a un buen lugar de pesca, obtendría en el intercambio una mayor riqueza (bienes) que el que no, y ahí comienza el proceso de distribución de la riqueza.
La escasez de alguno de los bienes o la urgencia de su necesidad obligaba a replantear los términos de intercambio, lo que permitía a los más abusivos obtener más de lo que daban a cambio, y ese proceso de acumulación les dotaba a su vez de mayor poder de negociación y de apropiación de riqueza.
Cuando el “dinero no mercancía” (billetes y monedas) surge como medio de cambio para facilitar el intercambio, las personas pierden la noción directa entre el valor del bien y el precio, permitiendo que éste último pueda distanciarse con mayor facilidad del valor o costo de producción. Así ante el desconocimiento del costo real de producción de un bien, que antes medíamos como trabajo invertido, se pueden cargar precios elevados y una persona puede acabar pagando por una bolsa de mano de plástico, cómo si esta fuera un animal en extinción.
La diferencia entre el precio y el costo de producción representa la utilidad para el vendedor o productor y a mayor diferencia mayor utilidad o apropiación de ingreso. Aunque es claro que el productor ha invertido su dinero, habilidades, conocimiento y riqueza en la producción de bienes, ello le permite obtener una utilidad por el riesgo asumido durante el proceso, pero no significa que le permita cargar sobreprecios.
Como se puede deducir los precios son variables de distribución, distribuyen tanto ingresos como riqueza, y existen cuatro precios básicos que determinan dicha distribución: el salario (precio del trabajo), la tasa de interés (precio del dinero), el tipo de cambio (precio en pesos por dólares) y los precios comunes y corrientes que todos conocemos. De forma que un incremento en la tasa de interés impone al deudor la necesidad de desprenderse de una mayor cantidad de su dinero, beneficiando al acreedor, o viceversa: una reducción de la tasa de interés beneficia al deudor y perjudican al acreedor, si el resto de las condiciones permanece constante.
Con respecto al precio del dólar su incremento implica la necesidad de destinar mayor cantidad de recursos a la importación de bienes, y una caída supondría menor cantidad de recursos para la importación, o viceversa en materia de exportaciones.
Con los salarios sucede lo mismo, un incremento salarial beneficia al trabajador siempre y cuando no se eleven los precios de los bienes de consumo, pero significa para el empleador el destinar más recursos para la mano de obra y muy probablemente sacrificar utilidades, o aprovechar el momento para fijar precios más elevados para sus productos.
Así podemos ver con claridad que la inflación (incremento generalizado de precios) implica en sí misma un conflicto distributivo del ingreso y la riqueza y no es únicamente un fenómeno monetario; y con la deflación (caída generalizada de precios) sucede lo mismo. Mantener los precios estables y en concordancia con los costos de producción, lo que supone no abusar de los consumidores, mantendría más equitativa la distribución del ingreso y la riqueza. Pagar mejores salarios y sacrificar en un nivel razonable las utilidades generará un mayor poder de compra y ventas a futuro. Sin embargo la apropiación de grandes excedentes por unos cuantos, les da a su vez mayor poder económico, político, social y cultural para seguir acaparando riqueza, manipulando mercados, instituciones y gobiernos a su favor, por lo que las teorías que comentaba al principio son ciertas, pero no contemplan el proceso original de apropiación de ingresos y riqueza.
Cientos son los documentos que tratan de explicar los orígenes de la concentración del ingreso y la riqueza, para algunos tiene que ver con la concentración del poder económico: monopolios, oligopolios, transnacionales etc., para otros tiene que ver con la concentración del poder político y la existencia de instituciones extractivas que benefician a unos cuantos a costa de otros; también se ha hablado del efecto que la política económica fiscal tiene sobre la distribución del ingreso mediante el gasto público, los impuestos y las prebendas y privilegios dados a empresas y personas para controlar recursos estratégicos, licitar bienes y servicios en condiciones favorables, adquirir bienes públicos a precios ridículos etc. Otros más se enfocan en la conquista, las luchas por territorios y recursos naturales que eran arrebatados a los perdedores y acumulados por los ganadores, en pocas palabras la riqueza se distribuye por el poder de dominación de unos sobre otros.
A pesar de tantas investigaciones y documentos, pocos se concentran en el origen mismo de la distribución del ingreso y la riqueza, y este origen se encuentra en el intercambio de bienes y servicios.
Si pudiésemos remontarnos en el tiempo al momento en que el intercambio de bienes se realizaba a través del trueque nos daríamos cuenta que valor y precio no es lo mismo. El trueque de bienes se realizaba fundamentado en el valor de los bienes determinados por el tiempo de trabajo invertido en ellos. Así si se necesitaba intercambiar un venado por pescado, lo que las personas hacían era determinar el tiempo invertido en cada uno de ellos, si cazar un venado llevaba cinco horas y obtener un pescado llevaba media hora, era claro que el intercambio justo sería 1 venado por 10 pescados, lo que igualaba el tiempo invertido: 5 hrs. Es claro que aquel que tuviera mejores habilidades de caza o pesca, una mejor porción de tierra de caza o cercanía a un buen lugar de pesca, obtendría en el intercambio una mayor riqueza (bienes) que el que no, y ahí comienza el proceso de distribución de la riqueza.
La escasez de alguno de los bienes o la urgencia de su necesidad obligaba a replantear los términos de intercambio, lo que permitía a los más abusivos obtener más de lo que daban a cambio, y ese proceso de acumulación les dotaba a su vez de mayor poder de negociación y de apropiación de riqueza.
Cuando el “dinero no mercancía” (billetes y monedas) surge como medio de cambio para facilitar el intercambio, las personas pierden la noción directa entre el valor del bien y el precio, permitiendo que éste último pueda distanciarse con mayor facilidad del valor o costo de producción. Así ante el desconocimiento del costo real de producción de un bien, que antes medíamos como trabajo invertido, se pueden cargar precios elevados y una persona puede acabar pagando por una bolsa de mano de plástico, cómo si esta fuera un animal en extinción.
La diferencia entre el precio y el costo de producción representa la utilidad para el vendedor o productor y a mayor diferencia mayor utilidad o apropiación de ingreso. Aunque es claro que el productor ha invertido su dinero, habilidades, conocimiento y riqueza en la producción de bienes, ello le permite obtener una utilidad por el riesgo asumido durante el proceso, pero no significa que le permita cargar sobreprecios.
Como se puede deducir los precios son variables de distribución, distribuyen tanto ingresos como riqueza, y existen cuatro precios básicos que determinan dicha distribución: el salario (precio del trabajo), la tasa de interés (precio del dinero), el tipo de cambio (precio en pesos por dólares) y los precios comunes y corrientes que todos conocemos. De forma que un incremento en la tasa de interés impone al deudor la necesidad de desprenderse de una mayor cantidad de su dinero, beneficiando al acreedor, o viceversa: una reducción de la tasa de interés beneficia al deudor y perjudican al acreedor, si el resto de las condiciones permanece constante.
Con respecto al precio del dólar su incremento implica la necesidad de destinar mayor cantidad de recursos a la importación de bienes, y una caída supondría menor cantidad de recursos para la importación, o viceversa en materia de exportaciones.
Con los salarios sucede lo mismo, un incremento salarial beneficia al trabajador siempre y cuando no se eleven los precios de los bienes de consumo, pero significa para el empleador el destinar más recursos para la mano de obra y muy probablemente sacrificar utilidades, o aprovechar el momento para fijar precios más elevados para sus productos.
Así podemos ver con claridad que la inflación (incremento generalizado de precios) implica en sí misma un conflicto distributivo del ingreso y la riqueza y no es únicamente un fenómeno monetario; y con la deflación (caída generalizada de precios) sucede lo mismo. Mantener los precios estables y en concordancia con los costos de producción, lo que supone no abusar de los consumidores, mantendría más equitativa la distribución del ingreso y la riqueza. Pagar mejores salarios y sacrificar en un nivel razonable las utilidades generará un mayor poder de compra y ventas a futuro. Sin embargo la apropiación de grandes excedentes por unos cuantos, les da a su vez mayor poder económico, político, social y cultural para seguir acaparando riqueza, manipulando mercados, instituciones y gobiernos a su favor, por lo que las teorías que comentaba al principio son ciertas, pero no contemplan el proceso original de apropiación de ingresos y riqueza.
GUADALAJARA SE PINTA SOLA
Guadalajara es la 2ª zona metropolitana (ZMG) más grande de México, una de las 120 ciudades más competitivas a nivel mundial, el tercer núcleo económico del país y el 11º en América Latina. Es considerada la 5ª ciudad entre las mejores ciudades del futuro a nivel mundial y la 2ª en potencial económico en América del Norte. Se integra por ocho municipios conurbados: Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, Tlajomulco de Zúñiga, el Salto, Juanacatlán, Ixtlahuacán de los Membrillos y Guadalajara, con una superficie total de 2 mil 734 km2.
A nivel mundial es la ciudad No. 77 por su tamaño con una población de 4.8 millones de habitantes y concentra el 75% de la empresas del estado de Jalisco.
En los últimos 45 años su mancha urbana se ha multiplicado 7.5 veces lo que nos da idea sobre la problemática que afronta en movilidad urbana y servicios públicos.
En la ZMG se genera el 4% del PIB nacional, cuenta con 881 sectores económicos lo que representa una buena diversificación productiva que genera alto valor agregado y fomenta el crecimiento económico además de reducir los riesgos al ciclo económico. Tiene una base industrial moderna y diversificada y ostenta el 1er lugar en industria de Alta Tecnología, es un destino atractivo para la inversión extranjera en la industria aeroespacial, la manufactura de electrónicos, la industria de animación digital y las tecnologías de la información.
Guadalajara concentra el 3.9% de la población del país, misma que tiene uno de los más altos niveles de escolaridad en el país, solo por debajo del Distrito Federal y Monterrey. La población de 15 años y más tiene concluidos 8.8 años de escolaridad, es decir ha terminado la secundaria, y solo 4 de cada 100 no saben leer y escribir.
De acuerdo al último censo económico 2014, el municipio de Guadalajara ocupa el 3er lugar a nivel nacional en personal ocupado y el 1ero en número de unidades económicas y el 7º por su participación en las remuneraciones.
Tiene un dinámico mercado interno en el que solo el 1.7% de los trabajadores ocupados se encuentra por debajo de la línea de bienestar mínimo, ostenta el primer lugar regional en la calidad de servicios financieros, el segundo en acceso a proveedores no tecnológicos y el 5º en acceso a proveedores tecnológicos. Tiene el segundo lugar en facilidad de reclutamiento de recursos humanos, y en integración de la cadena de suministro, posee el 3er lugar en acceso a materia prima y energía.
En cuanto a investigadores dentro del Sistema Nacional de Investigadores ostentamos el 3er lugar con un importante dinamismo, y el 5º en patentes otorgadas.
Todo lo anterior genera menor vulnerabilidad de la economía de Jalisco al ciclo económico interno, sin embargo con respecto a la economía norteamericana y como lo he dicho anteriormente, la dependencia es mayor que el promedio nacional y nos hace depender fuertemente de lo que suceda en el sector manufacturero de aquel país.
A nivel mundial es la ciudad No. 77 por su tamaño con una población de 4.8 millones de habitantes y concentra el 75% de la empresas del estado de Jalisco.
En los últimos 45 años su mancha urbana se ha multiplicado 7.5 veces lo que nos da idea sobre la problemática que afronta en movilidad urbana y servicios públicos.
En la ZMG se genera el 4% del PIB nacional, cuenta con 881 sectores económicos lo que representa una buena diversificación productiva que genera alto valor agregado y fomenta el crecimiento económico además de reducir los riesgos al ciclo económico. Tiene una base industrial moderna y diversificada y ostenta el 1er lugar en industria de Alta Tecnología, es un destino atractivo para la inversión extranjera en la industria aeroespacial, la manufactura de electrónicos, la industria de animación digital y las tecnologías de la información.
Guadalajara concentra el 3.9% de la población del país, misma que tiene uno de los más altos niveles de escolaridad en el país, solo por debajo del Distrito Federal y Monterrey. La población de 15 años y más tiene concluidos 8.8 años de escolaridad, es decir ha terminado la secundaria, y solo 4 de cada 100 no saben leer y escribir.
De acuerdo al último censo económico 2014, el municipio de Guadalajara ocupa el 3er lugar a nivel nacional en personal ocupado y el 1ero en número de unidades económicas y el 7º por su participación en las remuneraciones.
Tiene un dinámico mercado interno en el que solo el 1.7% de los trabajadores ocupados se encuentra por debajo de la línea de bienestar mínimo, ostenta el primer lugar regional en la calidad de servicios financieros, el segundo en acceso a proveedores no tecnológicos y el 5º en acceso a proveedores tecnológicos. Tiene el segundo lugar en facilidad de reclutamiento de recursos humanos, y en integración de la cadena de suministro, posee el 3er lugar en acceso a materia prima y energía.
En cuanto a investigadores dentro del Sistema Nacional de Investigadores ostentamos el 3er lugar con un importante dinamismo, y el 5º en patentes otorgadas.
Todo lo anterior genera menor vulnerabilidad de la economía de Jalisco al ciclo económico interno, sin embargo con respecto a la economía norteamericana y como lo he dicho anteriormente, la dependencia es mayor que el promedio nacional y nos hace depender fuertemente de lo que suceda en el sector manufacturero de aquel país.
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