La crisis económica financiera global que inicia en 2007 y se sigue manifestando en la zona monetaria europea como una crisis fiscal, ha generado un retroceso del estado del bienestar que se manifiesta en un recorte fundamental del gasto público y un incremento en los impuestos para sanear las debilitadas finanzas públicas, una vez que los recursos gubernamentales se utilizaron para rescatar instituciones financieras y establecer políticas activas de empleo y combate a los efectos económicos negativos de la crisis.
Los países afectados han tenido que reducir su gasto en seguridad social, pensiones, seguro de desempleo, educación etc. generando un peligroso retroceso social que afecta la paz, la estabilidad económica, la democracia y la gobernabilidad, en gran parte de la periferia europea. Sin embargo este no es sólo un resultado de la crisis fiscal, sino también un resultado de la ideología del liberalismo económico que establece que la mejor manera de resolver el problema de la pobreza es a través del libre mercado y el incremento en la competitividad que logrará precios más bajos, mayor consumo e incremento en el empleo.
Como contrapartida, la sociedad civil ha ido incrementando su actividad social a través de diversas organizaciones y se ha enfocado al combate de los problemas que considera más urgentes: asistencia social a las personas en condiciones de vulnerabilidad, educación, salud, recreación y cultura. Así el denominado tercer sector (siendo el Estado el primer sector y las empresas el segundo sector)tiene un papel más activo como lo demuestran los estudios realizados por la Universidad Johns Hopkins, que en su último estudio de marzo de 2013 denominado “The Global State of Civil Society and Volunteering” establece la necesidad de que los gobiernos tengan un enfoque común de contabilidad nacional que comprenda las actividades realizadas por el voluntariado.
El tercer sector comprende a las organizaciones sociales sin ánimo de lucro y esta compuesto por asociaciones civiles, fundaciones, mutales, cooperativas, clubes de barrio, cámaras empresariales, organizaciones religiosas, comedores barriales, empresas sociales, algunas instituciones de empeño, hospicios, orferinatos, centros contra las adicciones, etc. cuyo fin último es mejorar el bienestar social de sus miembros o beneficiarios, también se les conoce como organizaciones de la sociedad civil y para las Naciones Unidas son las organizaciones no gubernamentales o ONG´s.
En estudios anteriores la Universidad Johns Hopkins destacaba que, de acuerdo con datos recabados en 35 países, en el mundo había 190 millones de personas que trabajaban como voluntarios, generando un promedio del 5% del PIB de dichos países, y en conjunto el valor agregado generado por dichas ONG´s equivalían a la séptima economía más grande del mundo, concentrando sus actividades en los grupos marginados de la sociedad y en comunidades en situación de emergencia.
Hoy el estudio realizado en 15 países establece que los trabajadores voluntarios en promedio representan el 7.4% del total de la fuerza laboral, más que el total de trabajadores de la industria de las finanzas y el transporte, equivalen a la mitad de la fuerza de trabajo de las manufacturas y el comercio, por separado, y es igual a los trabajadores de la industria de la construcción. En 6 de 13 países contabiliza el 10% de su fuerza de trabajo destacándose Japón, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia e Israel.
El valor imputado de sus actividades representa el 4.5% del PIB en promedio, tan solo en Canadá contribuye con el 8.1%, el 7.1% en Israel, el 6.7% en Mozambique y el 6.6% en Estados Unidos, y se estima que su tamaño en realidad puede ser del doble de lo considerado debido a un problema de contabilidad nacional. En países como Bélgica y Canadá puede ser cinco veces mayor.
El 75% del valor agregado por el sector se genera a través de actividades de servicio como educación, cuidado de la salud, servicio social y mejora de viviendas, aunque existen otro tipo de actividades como las deportivas, culturales, recreativas, musicales y de empoderamiento. El sector ha crecido ha tasas mayores que el PIB, de los 90´s a mediados de los 2000´s, en la mayoría de los países del estudio.
Para el caso de México el valor agregado generado por el sector representa un equivalente al 2.2% del PIB, es el 0.4% de la fuerza de trabajo total pero equivale al 21% del valor agregado en educación, el 12% en el campo de las artes, entretenimiento y recreación y el 5% en salud y asistencia social, el 5% del sector financiero y los seguros, el 3% en servicios profesionales, científicos y técnicos y el 1% de los servicios públicos.
Los recursos generados para sostener estas actividades sociales no rentables provienen en primer lugar de pequeñas tarifas y cargos pagados por los beneficiarios (43%), en segundo de apoyos gubernamentales (32%) y el tercero son otorgados a través de donaciones y organizaciones filantrópicas (23%).
En México seguramente los datos son mucho mayores pues los mexicanos se caracterizan por su solidaridad y su tendencia a apoyar directamente a la población mediante donaciones, limosnas y caridad debido a la enorme desconfianza que sienten en las instituciones (de acuerdo con diversos estudios realizados por el ITAM, la Universidad Iberoamericana y la Universidad Anáhuac entre otras). El potencial que se tendría, si dichos recursos se canalizaran a través de instituciones sociales, tendría un mayor efecto multiplicador y sería más efectivo en el combate a la pobreza, lo que nos hace falta es una mejor organización, cultura al respecto y un adecuado marco legal, ya que el actual no reconoce figuras jurídicas para empresas sociales.
EL PESO LA MONEDA MÁS FUERTE A NIVEL MUNDIAL: RIESGOS Y VENTAJAS
De acuerdo
con el Banco Internacional de Pagos, el peso es la moneda más fuerte del mundo
desde junio del año pasado calculado como un índice de tipo de cambio real de
una canasta de 61 monedas, lo que supone que al cierre de febrero de este año nuestra
moneda tiene una apreciación de un 11%.
Esto no
implica necesariamente que tengamos que echar las campanas al vuelo, pues dicha
apreciación, si bien se relaciona con la fortaleza de los denominados macro fundamentos
(bajo déficit fiscal, baja tasa de inflación, baja deuda publica como
porcentaje del PIB, bajo déficit comercial y estabilidad en las tasas de
interés) que generan un bajo riesgo país y una mejora en la calificación de la
deuda gubernamental y privada, también genera riesgos importantes para el país.
Aunque sin duda tiene algunas ventajas, éstas son menores con respecto a los
riesgos, por ello trataré de explicar primero los riesgos y luego las ventajas
relativas de ello.
El primer
riesgo se relaciona con un exceso de optimismo que lleve a los empresarios a
tomar deuda externa en dólares porque la tasa de interés es más baja y porque
ante la apreciación del peso, pagarán menos pesos por cada dólar, así tenemos
que el endeudamiento externo del sector privado no bancario paso de 5,726
millones de dólares en 2010 a 9,240 millones de dólares en 2012, es decir un
161% más.
El problema
básico es que no se tiene en consideración el riesgo que el endeudamiento en
dólares genera cuando los ingresos de las empresas no son en dólares, de hecho
el resultado de la apreciación del peso es debido a una entrada masiva de
capitales especulativos que tratan de aprovechar las tasas más altas de interés
que se pagan en México con respecto a otros países y que se han invertido en
los mercados de dinero comprando deuda gubernamental y privada. Para que se de
una idea en 2010 ingresaron capitales por un total de 37,335 millones de
dólares de inversión de cartera (corto plazo, mercado de dinero), mientras que
en el 2012 ingresaron 80,229 millones de dólares, es decir un 215% más que en
el 2010.
Este tipo
de inversión es de corto plazo y muy sensible a la inestabilidad financiera
internacional, su característica es el rápido proceso de emigración cuando se
presenta un mayor rendimiento en otro país o se incrementan los riesgos en el
sistema financiero internacional, lo que frecuentemente genera un proceso de fuga
de divisas con una depreciación o devaluación abrupta de la moneda y para
evitarlo el banco central tiene que vender sus reservas internacionales en el
mercado de cambios.
Los
extranjeros han incrementado su posición en títulos de renta variable y para
enero de este año tienen 181 mil 506 millones de dólares, lo que sobrepasa
nuestras reservas internacionales en divisas que a la fecha son de 165 mil 383
millones de dólares.
Otra seria
desventaja por la apreciación del peso es que nuestras exportaciones pierden
competitividad, pues se encarecen en dólares (cada dólar compra menos pesos y
por ello menos productos mexicanos), exportamos menos, mientras que tendemos a
importar más, las remesas por su parte también se reducen en términos de pesos,
pues cada dólar se intercambia por menos pesos. No olvide que dichas remesas son nuestra segunda fuente de divisas.
Dentro de
las ventajas es la posibilidad de atraer turismo extranjero, si no tuviésemos serios
problemas de seguridad y violencia, el turismo crecería notablemente, sin
embargo ya sabemos que México ha dejado de estar entre los países del top ten mundial.
Otra
ventaja es que las importaciones se abaratan, y como nuestros principales
productos de importación son maquinaria, equipo, y materia prima, los costos de
producción se reducen permitiendo mantener la inflación bajo control y a la
baja, mientras que las empresas, si invirtieran en maquinaria y equipo, tienen
la oportunidad de modernizarse e invertir en tecnología, sin embargo de nuevo
aparece el pero, ya que no lo están haciendo pues la incertidumbre tiene a la
inversión productiva prácticamente estancada, y las empresas grandes mantienen
enormes cantidades de flujo de efectivo ocioso o lo reinvierten en el mercado
financiero generando una mayor burbuja inflacionaria en el precio de los activos
financieros, lo que lleva al índice de precios y cotizaciones, IPC; por encima
de los 42 900 puntos retroalimentando la especulación en el mercado de valores.
La otra
ventaja es que nos permite mantener las tasas de interés bajas, abaratando el
capital para quienes desean emprender, pero los bancos prefieren financiar el
consumo a través de tarjetas de débito y se ponen exigentes para con las
empresas, pues el riesgo de la inversión productiva siempre es mayor así como
el plazo del crédito, en tanto que en los créditos de nómina prácticamente no
hay riesgo, a menos que el empleado endeudado sea despedido.
Como puede
usted observar, las ventajas no son tales en un sistema donde la especulación
esta por encima de la creación de empresas, empleos e ingresos.
La recomendación es por lo tanto, pensar concuidado y tomar coberturas en caso de que adquiera deuda en dólares.
EL CAPITAL FINANCIERO IMPONE SUS CONDICIONES
El mundo vive hoy un bajo crecimiento económico junto con un incremento en la concentración del ingreso y la riqueza a favor de la actividad financiera y de los agentes económicos que intervienen en los mercados de capitales, mientras que el mercado laboral se caracteriza por un proceso de precarización donde predominan el empleo temporal, los bajos salarios, la reducción de prestaciones laborales, la des-sindicalización de los trabajadores y la falta de dinamismo en la generación de empleos.
El índice de Gini, que mide la concentración de ingreso se eleva pasando de un 0.3 a un 0.4 a nivel global, mientras que el índice que mide la concentración de la riqueza fluctúa entre un 0.5 y un 0.9. De acuerdo con estos datos el 1% de las familias más ricas a nivel mundial concentra el 35% del ingreso y el 10% de los más ricos posee el 85% de la riqueza mundial (activos físicos y financieros menos deudas). Los activos financieros (acciones, bonos y papel financiero en general) así como la riqueza obtenida por herencia son los más concentrados.
Un estudio reciente de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE)(Economy Policy reforms 2012: going for growth) establece que una de las razones que favorece dicha concentración esta estrechamente relacionada con la política fiscal que favorece con tasas impositivas nulas o menores la inversión en activos financieros, a la vez que en los últimos años ha reducido las tasas impositivas de la población de altos ingresos y establecido regímenes fiscales que gravan las ganancias de capital a tasas más bajas que otros ingresos, como los devengados por la actividad productiva y sobre todo la laboral. Destaca también que existen regímenes especiales que dan tratamiento fiscal preferencial a las remuneraciones a través de “stock options”, que se refiere al método a través del cual las grandes empresas remuneran a sus directivos mediante acciones de la compañía con el objetivo de incentivarlos en la búsqueda de un mayor rendimiento, de forma que se comporten como propietarios más que como administradores y así alinear sus intereses con los de los accionistas.
Los rendimientos en los mercados financieros superan a los rendimientos de la actividad productiva y muchas empresas han preferido, ante lo deprimido de la demanda, invertir sus excedentes monetarios y revalorizarlos en los mercados de capitales, que reinvertir en la actividad productiva y generar bienes y servicios que eleven el bienestar de la población.
Ello genera peligrosas burbujas financieras que elevan los índices de precios y cotizaciones alimentando la especulación y la búsqueda de ganancias extraordinarias en el corto plazo, sin tener en consideración que el debilitamiento de los ingresos salariales, la ocupación y el poder de compra implica siempre que, en un momento determinado, ese dinero generado por la especulación no pueda transformarse en bienes y servicios, generando no solo un derrumbe de los mercados financieros sino también de la actividad económica en general, disparando de nuevo el desempleo y elevando la pobreza.
Por su parte los hacedores de la política económica, en especial la monetaria y la fiscal simplemente reaccionan al son que tocan los flujos internacionales de capital, en un primer momento rescatando a las instituciones financieras en problemas mediante inyecciones masivas de dinero (compra de activos tóxicos), bajando impuestos y elevando el gasto público, lo que genera un mayor déficit fiscal y, cuando sus recursos se han agotado, el esquema se revierte elevando impuestos y reduciendo el gasto. Como resultado final se privatizan las ganancias para el capital financiero rescatado y se socializan las pérdidas para la población en general que ve reducido el gasto público y elevados sus impuestos.
El modelo de acumulación ha cambiado, los mercados financieros imponen su dominio sobre la actividad productiva generando una exceso de liquidez a nivel internacional (oferta monetaria) que ha provocado fuerte volatilidad en los tipos de cambios: las monedas en las economías emergentes se aprecian, mientras que en las economías desarrolladas se deprecian (devaluación), y los capitales se mueven con rapidez impresionante de país a otro buscando revalorizar su dinero y obtener la mayor ganancia posible o la menor pérdida sin que las autoridades correspondientes pueden detener el proceso.
Todo ello ha sido resultado de una liberalización extrema del sistema financiero y de errores de enfoque sobre la política monetaria y fiscal que ha sacrificado el bienestar social y el desarrollo económico en función de una sola meta: el control de la inflación. Es imperativo volver los ojos hacia el bienestar social y reconocer el papel que la política económica tiene en ello. Hoy se requiere de un gran esfuerzo para retomar el camino de la economía como una ciencia social enfocada en el desarrollo del hombre.
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