EL YUAN EN EL SISTEMA MONETARIO INTERNACIONAL: CHINA HACE LA TAREA

Para que una economía globalizada opere con fluidez a nivel internacional se requiere que los intercambios comerciales puedan realizarse sin dificultad, ello significa que se puedan liquidar las importaciones de bienes, los préstamos internacionales, las compras de activos financieros: bonos de deuda, acciones, obligaciones, etc., así como la compraventa de divisas; por lo tanto en el mundo debe existir la suficiente liquidez (medios de pago) para saldar las deudas, así como la suficiente confianza en el valor de las monedas y la determinación de sus paridades.

Dado que cada país tiene su propia moneda, esta debe ser convertible en otras y garantizar que es lo suficientemente estable para mantener su poder adquisitivo de forma que sea aceptada como medio de pago, liquidación o financiación.

Así el sistema monetario internacional debe contar con las condiciones monetarias y financieras que faciliten el ajuste ante eventos catastróficos como terremotos, huracanes de gran impacto, sequías, guerras, etc., problemas de depresión en los precios de los commodities como por ejemplo: la caída del precio internacional del petróleo; y eventos de contagio de crisis financieras, cambiarias, de deuda y económicas en general a nivel internacional.

Ello supone la coordinación y el establecimiento de medidas internacionales que posibiliten la consecución de créditos en otras monedas que permitan liquidar deudas, respaldar activos y reconstituir reservas internacionales. De ahí la creación, en 1969, de los Derechos Especiales de Giro (DEG), que sin ser una moneda, es un activo de reserva internacional creado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), apoyado por una canasta de monedas, con el objetivo de apuntalar el sistema de paridades fijas vigentes hasta entonces, de forma que un país puede obtener la divisa que requiere y le es escasa a cambio de su disposición en DEGs, ya que los puede canjear por dichas divisas, los puede vender o puede tomar créditos usándolos como respaldo. Así los DEG operan como activos de reserva complementarios a las tenencias en oro y a las reservas internacionales que poseen los bancos centrales.

El valor del DEG está basado en una canasta de divisas que hasta hoy consta de cuatro monedas de amplio uso internacional: el dólar, el euro, el yen y la libra esterlina, y a partir de octubre del 2016 entrará el yuan o renminbi chino.


De acuerdo con el FMI el yuan cumple con los criterios necesarios para formar parte de la cesta de monedas por ser de amplio uso internacional en operaciones de comercio exterior y financieras, y China ha trabajado perseverantemente en ello, por eso tiene 39 acuerdos de intercambio de divisas con el mismo número de países, ha mejorado el acceso de los extranjeros a su mercado cambiario ampliando sus horarios y ha logrado negociar bonos soberanos de deuda en las Bolsas de Frankfurt y Londres. En pocas palabras el yuan tiene el volumen de operación necesario para clasificarse como moneda de libre uso que además se negocia extensamente en función del volumen de comercio internacional y en los principales mercados de divisas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario