¿POR QUÉ MÉXICO NO CRECE LO SUFICIENTE?

México tiene todas las condiciones para crecer: baja inflación, sistema financiero saludable, bajo déficit fiscal, estabilidad macroeconómica, bajas tasas de interés pero…¡No crece!, ¿Qué hay detrás?

Toda economía tiene dos motores de crecimiento: a) el mercado interno y b) el mercado externo.

El primero se compone del gasto que realizan las familias en bienes de consumo, el gasto que realizan las empresas en bienes de inversión (maquinaria, equipo de trabajo, insumos para la producción, fábricas, oficinas etc.) y el gasto que realiza el gobierno a nivel federal, estatal y municipal. Con respecto al mercado externo éste se constituye principalmente por las exportaciones pero también influye la llegada de inversión extranjera, remesas, el turismo y la deuda externa. Mediante éstos gastos las empresas pueden vender lo que producen generando los ingresos en forma de salarios, intereses, rentas, utilidades e impuestos que permiten a los respectivos agentes económicos (empresas, familias y gobierno), reiniciar el ciclo de consumo y generar un empuje a la economía.

Del 2006 al 2014 en promedio, el 67% del total del PIB fue adquirido por las familias, el 11% por el gobierno y el 22% por las empresas. De dichos bienes el 30% fueron importados, por su parte los extranjeros (exportaciones) adquirieron el 29.7% de la producción nacional.

Si sumamos las importaciones más las exportaciones obtenemos el volumen de comercio exterior, es decir el 60% de la oferta total de bienes y servicios, lo que a su vez representa el grado de apertura externa o globalización de nuestra economía.

Como podemos observar, las familias son los principales consumidores de bienes y servicios producidos en México, de sus gastos depende la mayor aportación al crecimiento económico del país y de acuerdo con la encuesta de Ingreso Gasto de los Hogares del INEGI, el 63% de los ingresos monetarios percibidos por los hogares se deben a salarios y sueldos, y 13% a ingresos por trabajo independiente, así 76 centavos de cada peso que recibe un hogar mexicano proviene de tener un empleo o autoempleo, sin embargo el 35% de las personas ocupadas ganó cuando mucho dos salarios mínimos en promedio durante dicho periodo; si sumamos a las que ganaron hasta 3 salarios mínimos nos daremos cuenta que más de la mitad de los ocupados, el 57%, tiene un muy bajo poder adquisitivo, de hecho no pueden comprar una canasta básica alimentaria con su salario.

Hoy un salario mínimo solo puede adquirir el 35% de la canasta alimenticia recomendable, ¡ojo! solo estamos hablando de alimentos; ello significa que solo el 26% de los ocupados ganan más de tres salarios mínimos y representan un verdadero poder de compra en el mercado.

Si a lo anterior añadimos la concentración del ingreso, el 10% de la población más rica en este país gana 19 veces más que el 10% más pobre cuyo ingreso mensual es de apenas 2 mil 332 pesos. De hecho el 50% de la población del país tiene ingresos mensuales menores a 7 mil 971 pesos, lo que indica un bajo poder adquisitivo y por lo tanto un mercado interno sumamente débil.

Los beneficios del mercado externo que consume el 30% de la producción nacional (vía exportaciones), no llegan a la población por el simple hecho del bajo número de empresas exportadoras y la gran concentración del volumen exportado en unas cuantas. De acuerdo con datos del SIEM 5 294 empresas de un total de 606 639 empresas registradas son exportadoras, es decir el 0.9%.

Por otro lado del total de las unidades económicas registradas por el censo económico 99.5% son microempresas y pequeñas empresas sin posibilidad alguna de exportar. Esta sencillas cifras nos permiten darnos cuenta que el mercado externo no puede ejercer un importante efecto de arrastre sobre la mayoría de las empresas mexicanas y que los beneficios del mismo tampoco llegan a los bolsillos de la mayoría de los mexicanos, ni siquiera de la mayoría de los empresarios.

Todo lo anterior puede explicar el por qué México no crece a pesar de su estabilidad macroeconómica y como el mercado interno es realmente precario y pequeño en función de los salarios y el poder adquisitivo de las familias.

Así, entre la pobreza y la alta concentración del ingreso un país no puede crecer y el crecimiento económico no puede generar bienestar social, de forma que tanto la pobreza como la desigualdad se convierten, a su vez, en un obstáculo para el crecimiento económico, en un interminable círculo vicioso de bajo crecimiento económico con pobreza.

Para crecer necesitamos fortalecer el mercado interno, y ello requiere de mejores salarios y condiciones laborales, un política de apoyo a la industrialización, crédito bancario para las empresas, política fiscal de promoción al bienestar social y la creación de empresas, y una mayor conciencia solidaria por parte de los accionistas y dueños de empresas para castigar sus márgenes de utilidad y dividendos en favor de mejores salarios. Ello creará las condiciones para un mercado interno con mayor poder adquisitivo y por ende un motor dinámico para el crecimiento económico y, a no muy largo plazo, ¡todos estaremos mejor!

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