De acuerdo con un estudio de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico denominado “An
Overview of Growing Income Inequalities in OECD Countries: Main Findings (http://www.oecd.org/els/soc/49499779.pdf),
la desigualdad en los ingresos de la población de los países miembros de esta
organización ha ido creciendo de manera persistente en los últimos 20 años, si
bien el ingreso disponible se ha incrementado en 1.7% promedio anual, el
ingreso del 10% de la población más rica crece mucho más rápido que el ingreso
del 10% de la población más pobre, lo que amplía la concentración del ingreso.
En promedio, entre los países miembros
de esta organización, el 10% de la población más rica tiene un ingreso 9 veces
superior al 10% más pobre, pero esta diferencia varía ampliamente de un país a
otro, así en el caso de Italia, Corea y Japón la diferencia es de 10 a 1, en el
caso de Estados Unidos, Israel y Turquía la diferencia es de 14 a 1, pero en el
caso de México y Chile la diferencia es de 27 a 1, y eso que en México dicha
desigualdad se ha ido reduciendo.
El índice de Gini que mide la concentración
del ingreso se ha incrementado en al menos un 10% promedio entre los miembros
de la OECD. Esta concentración del ingreso se ha dado aún en aquellos países
que tradicionalmente tenían una mayor equidad como Alemania,
Dinamarca y Suecia.
Se establece que, probablemente,
una de las causas principales de este incremento en la desigualdad tiene que
ver con el proceso de globalización que beneficia a los trabajadores con más
altos niveles de educación, profesionalización y especialización, lo que genera
destrezas y capacidades consideradas más valiosas y por ello mejores salarios
en relación a aquellos que no cumplen con éstos requisitos. La re-localización
de la producción en otros países que busca disminuir los costos de producción,
en especial los laborales, es otro factor que incide en la desigualdad entre
salarios y ganancias.
El incremento en la competencia
internacional y la búsqueda de reducción de costos, ha reducido la protección hacia
los trabajadores. Los contratos de tiempo parcial, la subcontratación, etc.
juegan un papel importante y muchos países como México, ante su baja
productividad y tecnología de punta compiten con mano de obra barata y
des-regulación.
Otra causa esta relacionada con
el progreso tecnológico, sobre todo en tecnologías de la información y la
comunicación que requieren de destrezas muy específicas. Por último, otros
factores relevantes tienen que ver con las políticas, regulaciones e
instituciones. Es el caso por ejemplo de la des-regulación en el mercado de
productos, de los mecanismos para fijar salarios, de la pérdida de poder de los
trabajadores en las negociaciones y de un proceso de des-sindicalización.
Es claro que ante las crisis
económicas siempre hay sectores de la población con mayores pérdidas de
ingresos que otros, pero cuando se aplican políticas publicas de incremento de
impuestos y reducción del gasto para disminuir el déficit fiscal y “salir de la
crisis”, la desigualdad se incrementa sensiblemente, sin que los gobiernos
tengan los recursos económicos para revertir la problemática. Así una de las
principales razones en el incremento de la desigualdad entre salarios y
ganancias son las recurrentes crisis económicas.
El problema es que al parecer
vamos por el camino incorrecto, pues a menores percepciones por parte de los
asalariados menor recaudación fiscal (los trabajadores no pueden trasladar,
evadir o eludir los impuestos), menor poder de compra, y por ende menor
potencial de ventas. El mercado interno se debilita, las ganancias de las
empresas se reducen, alimentando la caída en la recaudación fiscal, y la
búsqueda de menores costos de producción se traduce en menores salarios,
prestaciones, etc., cerrando un círculo vicioso que genera mayor iniquidad,
menor crecimiento económico y mayor posibilidad de un conflicto social.
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