MÉXICO: ¿DE NUEVO UNA RECESIÓN POR CONTAGIO?

La economía norteamericana de nuevo muestra claros signos de desaceleración económica; sus pronósticos de crecimiento para este año pasaron de poco más del 3% al principio del año a un poco más del 1.5% en este mes de septiembre, adicionalmente su tasa de desempleo continua siendo de un 9% (elevada para una economía que cuenta con seguro de desempleo), y el nivel de confianza de sus consumidores, en el mismo período, ha disminuido de un índice de 75 a un nivel de 55. Lo anterior significa un débil mercado interno y un agotamiento de sus fuentes de crecimiento económico.

La pregunta es: ¿cómo afecta esto a la economía Mexicana?, y la respuesta es realmente sencilla, nuestro modelo de “desarrollo hacia afuera”, basado en el crecimiento del sector exportador, nos ha llevado a una creciente dependencia del mercado externo, en especial de la economía norteamericana hacia la cual exportamos alrededor del 80% del total de nuestras exportaciones.

En los últimos dos años y medio, las exportaciones han representado en promedio el 31% de nuestra producción total (PIB), mientras que las importaciones representan un 32% en promedio. La suma de exportaciones más importaciones, a la que llamamos volumen de comercio exterior, significan el 63% del PIB, mientras que el gasto que las familias realizan en bienes y servicios (consumo agregado) es el 69% de nuestra producción interna. Lo anterior significa que el mercado externo y el mercado interno basado principalmente en el consumo de las familias tienen aproximadamente el mismo tamaño, eso nos hace una economía muy abierta y dependiente del comercio internacional.

Debemos recordar que las importaciones no forman parte de nuestra producción, sino la de nuestro principal socio comercial (Estados Unidos), de forma que si sumamos el consumo de las familias y las exportaciones tendremos que un 95% de nuestra producción depende de nuestro poder de compra (ingresos de las familias sin inflación) y el poder de compra de nuestros principales socios comerciales.

La mala noticia es que en México los ingresos de los asalariados han ido disminuyendo, el trabajo informal se ha ido incrementando, y las prestaciones a los trabajadores son cada vez menores, ello significa que las fuentes de crecimiento interno para nosotros son más débiles, y que el proceso de expansión que vivimos durante el 2010 es resultado del arrastre que la economía norteamericana ejerció sobre la mexicana a través del incremento en las exportaciones durante dicho año.
Pero ahora los datos se tornan grises, a partir de junio, y durante julio de éste año las exportaciones mexicana perdieron mercado en Estados Unidos de acuerdo con el Departamento de Comercio de dicho país, pasando de un 12.8% durante marzo a un 11.2% durante julio, y nuestras exportaciones totales, manufactureras y agropecuarias muestran dos meses continuos de tasas de crecimiento negativas (caídas) de aproximadamente un 8%.

Dada la importancia de la participación del sector externo en la producción del país, es fácil deducir que al igual que durante el 2008 y 2009 la tasa de crecimiento acumulada anual ya es negativa durante el primer semestre de este 2011, siendo sus valores de -4.4% de enero a marzo y de -1.4% de abril a junio, aun cuando la tasa de crecimiento anual sigue siendo positiva con 4.6% y 3.3% en las mismas fechas, sin embargo es fácil intuir que éstas últimas cifras pronto entrarán en el renglón de los número negativos.

Si no rescatamos el mercado interno y mejoramos el mercado laboral y la inversión productiva del país, seguiremos dependiendo de los vaivenes del comercio internacional, en especial de nuestro vecino del norte, y para ello necesitamos una política fiscal e industrial que promueva la generación de riqueza mediante la producción de bienes y servicios y la generación de empleos remunerativos y de calidad. En resumidas cuentas un clima de certidumbre fiscal para las empresas y menores trámites burocráticos y obstáculos para la creación de todo tipo de empresas, pero en especial aquellas que se enfocan a la satisfacción de las demandas del mercado interno (familias mexicanas).

2 comentarios:

  1. Hola Nora,

    Es muy interesante lo que comentas. Y me gustaría saber, qué tienes de nuevo para aportar. Lo que comentas lo hemos escuchado una y otra vez. México está sobre diagnosticado. Está claro que requerimos reformas que mejoren el mercado laboral; que hay que mejorar la calidad de las instituciones.

    La pregunta clave es: ¿qué propondrías en una reforma laboral? ¿cómo modificarías la política fiscal e industrial? me gustaría escuchar tu opinión al respecto. De otra forma, nos quedamos en repetir una y otra vez lo que ya ha sido dicho

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  2. Mil gracias Max
    Tienes toda la razón, en primer lugar para resolver el problema del empleo el gobierno debe fortalecer el mercado interno y ello supone política directas en materia fiscal, esto es menor número de trámites, una ventanilla única, un incremento al rídiculo salario mínimo, ciertas prestaciones laborales como obligatorias y sobre todo que las grandes empresas se compromentan a generar empleos permanentes, regular la subcontratación, y poner impuestos a las ganancias financieras, y esto solo para empezar, pues la tarea aún es muy amplia, por ejemplo en materia de pobreza no se puede combatir con políticas asistencialistas, deben ser política que se enfoquen en la generación de competencias para el emprendurismo, la cultura financiera, la administración y la contabilidad, de forma que los pequeños empresarios del sector informal puedan sobrevivir más allá de los tres años que las estadísticas establecen. Tambien debemos volver a los instrumentos de política monetaria directa como los cajones selectivos de crédito para que los bancos en lugar de especular con instrumentos financieros otorguen créditos a las empresas.
    En fin, la tarea es amplia y las necesidades muchas, y en un breve comentario no puedo hacer una lista exaustiva, pero trataré de ser más propositiva en mi blog.
    saludos

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