DIEZ RAZONES PARA ENTENDER QUE LA LIBERALIZACIÓN DE LA GASOLINA ES PRECIPITADA

La desregulación y liberalización de mercados es un proceso que trata de mejorar la competitividad y eficiencia y cuyo resultado final son menores precios para el consumidor y mejor calidad en el producto, sin embargo para liberar un mercado es necesario que existan ciertas condiciones de oferta, demanda, costos y medios de transporte, que en el caso de la gasolina y el gas no se cumplen.

La importante caída en la producción de gasolinas y el dinámico crecimiento de su demanda ha orillado al gobierno a tomar ésta precipitada decisión en el peor momento, bajo un marco de incertidumbre económica y financiera, y cuando la población se encuentra sumamente sensible por el incremento en la desigualdad social, la precarización del empleo, la inestabilidad del tipo de cambio y los riesgos de las políticas a instrumentar por Donald Trump.

La reforma energética contemplaba liberar la importación de gasolinas en 2017 y liberar los precios en 2018, en una lógica secuencia para evitar el desabasto, sin embargo se anticipó la liberalización de las importaciones (2016) y la de los precios (2017), sin haber cumplido el paso preliminar: garantizar el abasto y la existencia de competidores en un número suficiente.

En un libre mercado la equidad en el poder de negociación entre productores y consumidores es clave para evitar los abusos, ello supone información 100% disponible para la mejor toma de decisiones, un abasto suficiente de productos y un número grande de competidores. Sin embargo en México ello no se cumple por las siguientes razones:

1. México hoy tiene un menor número de gasolineras por habitante que es de una por cada 10 mil 560, mientras en EUA es de 1 por cada 2 mil 677 y en el medio rural ello empeora.

2. Los comercializadores extranjeros comenzarán a operar hasta 2018, al igual que la construcción de nuevos poliductos para su transporte por empresas nacionales y extranjeras como: MonterraEnergy, Invex, Dos Aguilas Howard Energy Partners, Sierra Oil Gas etc., lo que supone un desajuste ya previsto entre oferta y demanda.

3. Hoy la demanda es mayor que la oferta debido a que la producción del crudo en México ha venido disminuyendo consistentemente al pasar de 3.3 millones de barriles diarios en 2006 a 2.2 millones en 2016.

4. México no es un país autosuficiente en gasolinas, y cada vez lo es menos. Entre el 47 y el 52 % de las mismas son importadas según la demanda, y en el último año la importación aumentó 13.4%. En 2006 el consumo de gasolina y diésel importado era de 245 mil barriles diariamente (23% del total consumido en el país), en 2016 importamos 609 mil (51,6%), mientras que la producción nacional fue de 809 mil (77%) y ahora es de 570 mil (48.4%)

5. Debido a que más del 50% es gasolina importada el precio del dólar será determinante en su precio de mercado, y en éste 2017 el tipo de cambio será sumamente volátil, ¡tanto como el año pasado!, resultado de la incertidumbre existente en los mercados financieros internacionales, los efectos de las políticas de Donald Trump y las decisiones de la Reserva Federal de elevar las tasas de interés; ello sin contar con la inestabilidad en el Euro producto del Brexit y la tendencia a políticas nacionalistas, anti-inmigrantes y separatistas en la zona del Euro, especialmente en Francia e Italia. A lo anterior hay que adicionar los acuerdos entre los países productores del petróleo para restringir la oferta y permitir la subida del precio internacional del mismo.

6. La infraestructura para la transportación y distribución del energético es insuficiente, tenemos una escasa infraestructura en tuberías, pipas y ferrocarriles para una distribución eficiente, lo que encarecerá aún más los energéticos sin contar las enormes pérdidas asociadas a la ordeña clandestina de los oleoductos, principal medio de transporte terrestre del energético y que en México se estiman en 40 mil millones de pesos por robo de gasolina.

7. En México no se han construido refinerías desde hace más de 30 años y las existentes son obsoletas y se están desmantelando y para que hubiera una real competencia se requiere de mayores inversiones en seguridad, logística, transporte y refinación.

8. Pemex es quién posee la infraestructura de transporte y almacenamiento y será quien en el mediano plazo los rente y nada garantiza que la corrupción (compadrazgos, capital político, mordidas etc.) no impida un uso eficiente del mismo.

9. La incrementada dependencia de proveedores extranjeros y su escasa presencia en el mercado interno limita la competencia y los proveedores internos se encuentran organizados para generar economías de escala, mejorar su margen de operación y evidentemente establecer un mayor control del mercado, lo que se asocia con el criticado proceso de “búsqueda de rentas”. Estos grupos gasolineros pueden establecer estrategias específicas de captura de mercados que impida incrementar la competencia. Así tenemos diversas organizaciones como AMEGAS (Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros), Grupo Hidrosina, y Grupo Gasolinero G500. Éste último tiene 1,800 estaciones de servicio de un total de 12 mil, es decir casi el 10% del total. Tan solo en el Norte del país, existen ya proveedores con un fuerte poder de mercado como OXXO gas (más de 300 gasolineras) y Petro-7 de 7 Eleven con 216 estaciones de servicio.

10. La fluctuación de los precios de la gasolina generará expectativas negativas sobre los costos de producción, lo que podrá tener efectos de segundo orden en la inflación, esto significa un impacto continuo sobre la misma a mediano y largo plazo y no de un solo golpe.

En pocas palabras, no están las condiciones dadas para que la liberalización de la importación y el precio de las gasolinas garanticen el mejor precio para el consumidor.

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