TRUMP EN MÉXICO: ¿ACIERTO O DESACIERTO?

Es claro, para todos los mexicanos, que el haber invitado al candidato presidencial de Estados Unidos Donald Trump ha México ha sido un grave error, un error en tres dimensiones: estratégico, diplomático, y político.

La población en general se siente agredida, ofendida y disgustada y ello no apoya al presidente Peña Nieto y se suma a la gran cantidad de errores que lo han puesto en el nivel más bajo de popularidad de acuerdo con la última encuesta GEA-ISA.

El problema magisterial, la inestabilidad social generada por el crimen organizado, las propiedades inmobiliarias, el bajo crecimiento económico y ahora esto, generan en la población un rechazo total que debilita la gobernabilidad del país.

Es un error estratégico, porque no se tuvo la paciencia y prudencia de esperar el resultado de las elecciones en Estados Unidos, ¡no era el momento oportuno! y ¡no era necesario! Esperar el resultado hubiera permitido saber con quién debemos negociar y determinar una estrategia para el diálogo, adicionalmente evitamos un malestar en el otro candidato. Hoy Hillary Clinton puede sentirse desplazada y ofendida.

Es también un error estratégico el haberlo invitado a la casa presidencial, otro lugar hubiera generado tal vez, un menor sentimiento de agravio, por ejemplo el haberse encontrado en la frontera, digamos en el Paso Texas.

Igualmente es un error diplomático, sobre todo cuando el resto del mundo y en especial los líderes de los países desarrollados han evitado y evadido el tema para no dar un respaldo político a un candidato cuyas propuestas amenazan la estabilidad financiera, geopolítica y geoeconómica internacional.

A lo anterior se agrega la imprudencia de no haber esperado la respuesta de Hillary Clinton y sumando todavía más, no tenía necesidad de aceptar la precipitada respuesta de Trump, ¡no había prisa alguna!, sin embargo, Trump es un hombre sumamente astuto que reconoció la oportunidad en cuanto la vio para mostrarse benevolente con los mexicanos y mejorar su imagen con los latinos.

Del mismo modo es un error político externo e interno, que en el primer caso pone a México en entredicho ante los ojos del mundo que nos ve como un gobierno débil, pusilánime, temeroso, incapaz de defender el honor y dignidad de su propio pueblo. E internamente porque al parecer no fue consultado ni consensuado con los miembros del gabinete y porque no sólo debilita al PRI y a su plataforma política, sino a la figura presidencial y la credibilidad de los mexicanos en ella, elemento básico para operar la política económica y social y lograr las metas de crecimiento y bienestar.

La pregunta que todos nos hacemos es ¿por qué se ha cometido tal error? y la única respuesta explicable y que se desprende de las declaraciones posteriores del presidente es ¡el temor! El temor por nuestra estrecha dependencia de la economía norteamericana hacia la cual hemos enviado, en promedio de 2010 a 2016, el 80% de nuestras exportaciones y del cual recibimos el 49% de las importaciones, así como el 40% de la inversión extranjera directa y el 51% en 2015. De igual manera el 60% de los turistas vienen de dicho país y durante el 2015 el 18% de los turistas norteamericanos viajaron a México ¡el nivel más alto de la historia!, colocando a nuestro país como el principal destino en turismo de lujo de acuerdo con la Secretaria de Turismo.

Por su parte las remesas son la segunda fuente de divisas generando en 2015, 24 mil 784 millones de dólares y el 96% provienen de Estados Unidos de acuerdo con el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos.

Adicionalmente estudios recientes del Banco de México destacan la estrecha dependencia que nuestro ciclo económico manufacturero tiene del ciclo económico industrial de aquel país, de forma que la producción manufacturera en México se encuentra fuertemente determinada por los avances y retrocesos del sector industrial de nuestro vecino del norte. Somos dos economías fuertemente integradas pero ellos tienen el sartén por el mango.

Esa fue la motivación más fuerte para buscar un diálogo que permitiera ver a Trump que para Estados Unidos, México es un “socio estratégico comercial” donde gracias al TLCAN ambos países ganan, “que no es un juego de suma cero”, “que la frontera es un activo para la región”, “que se debe buscar la seguridad y la eficiencia en la frontera como una oportunidad conjunta”, “que existe un trasiego de armas de norte a sur y de drogas de sur a norte” en la que ambos países salen perdiendo. Si Trump lo entendió, ¡ese fue el único acierto!

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