LO QUE TRUMP NO QUIERE RECONOCER SOBRE MIGRACIÓN

Contrariamente a lo que se piensa, las remesas no representan una sangría para el país huésped, pues la riqueza generada en el mismo es mucho mayor que el envío de remesas al país de origen, ya que nadie envía el 100% de su sueldo, de hecho se estima que envían entre el 10 y el 16% de sus ingresos.

De acuerdo con diversos números de del Anuario de Remesas y Migración México, en 2014 residieron en Estados Unidos 35.8 millones de personas de origen Mexicano, de las cuales 12 millones son de 2ª generación y también 12 millones de tercera generación.

Todos los migrantes pagan impuestos de forma directa o indirecta, y de acuerdo con la Asociación Estadounidense de Abogados de Inmigración y el Instituto Urbano, los migrantes pagan alrededor de 90 mil millones de dólares en impuestos y sólo utilizan 5 mil millones en beneficios públicos. Como puede observarse son contribuyentes netos y el 60% no tiene acceso a servicios de salud.

La migración tiene un efecto contra-cíclico en la economía al facilitar la flexibilidad laboral a través de la movilidad demográfica y entre sectores productivos, reduce los costos de producción y aporta, con impuestos y productividad, al crecimiento económico.

La fuerza de trabajo mexicana también compensa el mercado laboral, su contratación es sumamente flexible, toman los empleos que los nacionales no quieren y en épocas de recesión permiten el ajuste del mercado laboral, pues la tasa de desempleo de mexicanos siempre es la más alta (durante 2009 fue de 11.6% en promedio, muy por encima de la tasa total de desempleo del 7.1%), elevan la productividad de la fuerza de trabajo local, y ayudan a las microempresas a seguir siendo competitivas.

El 70% de los migrantes llegan a una edad de elevada productividad, una vez que el país de origen se hizo cargo de los gastos de educación, y en el caso de nuestros compatriotas, el 67% está en edad productiva: entre 18 y 49 años de edad.

En 2006 los migrantes mexicanos legales e ilegales contribuyeron con el 3.7% del PIB de aquella nación, en 2011 con el 4% y se estima que en 2013 la contribución fue del 8%, si se suman las aportaciones que los mexicanos de 2ª y 3ª generación realizaron; ello significó 1.23 billones de dólares más a la economía norteamericana y se estima que pagaron al fisco 50 mil millones de dólares, que es el doble de lo que envían en remesas a nuestro país.

El 7.4% del consumo total de las familias, en Estados Unidos, corresponde a familias de origen mexicano.

En el estado de California, que es aproximadamente la 4ª economía a nivel mundial por el tamaño del PIB, se estimó que, en 2011, los migrantes generaron el 12%, el 10% en Nevada y la misma cantidad para Arizona y Texas.

El trabajo de los migrantes aporta al PIB agrícola el 18% del total y en California, el 90% de los trabajadores agrícolas son mexicanos. En cuanto a la construcción generan 13% del PIB y también el 13% para servicios y alojamientos.

Si los inmigrantes fueran legalizados los efectos multiplicadores se incrementarían por su acceso a créditos que les permitiría elevar su consumo de casas, autos y otros bienes, elevando a su vez la recaudación de impuestos.

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